Educar para madurar

Las cinco claves neurológicas para que tu hijo sea feliz es un ensayo asequible al gran público acerca de las posibilidades que ofrece la Neurobiología en la apasionante tarea de educar. Educar es un reto tan apasionante como complejo. Lo saben los padres, lo saben los profesores, lo sabe toda persona que esté o haya estado cerca de algún niño. En ese camino para alcanzar la madurez los últimos avances científicos de la Neurobiología son una ayuda tan poderosa como desconocida. Estas páginas constituyen una excelente introducción a cómo la Neurobiología ayuda en la educación de una persona y las 5 claves que de ella derivan para que tu hijo sea feliz. Es un ensayo al alcance del gran público, muy útil para todo lector inconformista que esté dispuesto a abrazar los últimos avances científicos sin perder de vista una concepción integral de la persona.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2015 Klose Ediciones
210
978-1-5150-7329
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Todos los hombres quieren ser felices, decía Aristóteles. La felicidad (eudaimonia) es sinónimo de una vida lograda que ha llegado a plenitud. Y esto supone tensión porque el amor es la relación profunda entre dos personas diferentes y a la vez iguales.

            Esta nueva obra del profesor Sonnenfeld PhD se centra en los niños pues son felices y traen la felicidad al mundo con su sola presencia, con su espontaneidad, su confianza y su desvalimiento. Porque el amor es expansión sin escudo y puede tropezar con el muro de la maldad que le hace ser víctima. El autor ha considerado aquí «cinco claves neurobiológicas para que tu hijo sea feliz», pues está dirigida a profesores, especialmente de psicopedagogía, y a los padres que desean profundizar en las raíces de la educación, tan natural según nuestras estructuras cerebrales y a la más compleja en las condiciones de nuestra cultura actual. Esas claves serían: educar en la cooperación, algo que está en los mismos genes; la empatía como soporte para educar, algo apoyado en las llamadas «neuronas espejo»; la motivación de los niños y jóvenes; razones para evitar el estrés y fracaso; y por qué entusiasmar con el trabajo de enseñar. Porque esta obra sostiene una visión integral de la persona y de la educación fijándose sobre todo en los «porqués» más que en los «cómos».

            Si el lector no se pierde en detalles neurobiológicos y reflexiona podrá  comprobar que educar es algo de sentido común - y casi instintivo para las madres y los padres- que educe de los niños y jóvenes las mejores tendencias, a la vez que corrige las pulsiones negativas, caminando por el plano inclinado del esfuerzo. Se trata de algo semiabandonado en el pedagogía actual y no digamos en la legislación sobre la educación durante las últimas décadas. El itinerario propuesto por Sonnenfeld parte de los datos neurobiológicos y espirituales del ser humano, para acercarse después al plano de la ética de la persona, con el fin de dar respuesta a los anhelos de felicidad. El autor anima a cultivar la ilusión para desarrollar los niños sus capacidades neubiológicas y espirituales. Y apuesta siempre por la libertad, desde una concepción integral de la persona humana.