Adiós a la Universidad

Al hilo de su biografía universitaria, el autor nos ofrece su visión de la Universidad, muy crítica con el "Plan Bolonia" y con los derroteros que está tomando la enseñanza en los últimos tiempos. Gran defensa de las Humanidades.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2011 Galaxia-Gutemberg
408
978-84-8109-915

Subtítulo: "El eclipse de las Humanidades".

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Jordi Llovet llegó a la Universidad de Barcelona en 1965, cuando todavía impartían clase los viejos maestros. Amplió su formación literaria durante tres años en Alemania, Francia e Italia para volver a la Universidad de Barcelona, esta vez como profesor de Estética. De ahí pasó a la Cátedra de Filología Catalana y, por último, a una efímera licenciatura en Literatura Comparada.

Entre tanto los estudios de Filosofía y Letras se habían desglosado en Filología, Filosofía, Historia, Geografía y Psicología. Llovet critica este desglose por cuanto tiene de especialización que limita los conocimientos generales y humanísticos del estudiante. A continuación es el Plan Bolonia el que reduce las horas lectivas. La finalidad teórica de este Plan es uniformar los estudios a lo largo y ancho de la Unión Europea y adaptar las titulaciones a las necesidades del mercado de trabajo. Pero ¿cuál es el mercado de trabajo para un estudiante de Humanidades? El autor considera este modelo universitario como una expendiduría de títulos que no va acompañada de un auténtico afán de saber, que no favorece en los alumnos el espíritu crítico y la voluntad de autoformarse.

Llovet hace un repaso de los sistemas educativos, desde la antigua Grecia, que dieron lugar a grandes pensadores y sabios. Lo cierto es que los grandes movimientos intelectuales que se han dado a lo largo de la historia siempre han sido de minorías, mientras que hoy la Universidad está masificada. El autor propugna una nueva "aristocracia" del mérito y el conocimiento, y señala el riesgo que supone para la democracia una población uniformizada y mediocre.

El autor critica el mito decimonónico del progreso de la ciencia, que iba a procurar la felicidad de los hombres y que a lo que ha dado lugar es a la adoración de la Ciencia y la Técnica con olvido de las Humanidades. También critica la desaparición de la especial relación entre profesor y alumno, basada en el diálogo y en la palabra. En consecuencia rechaza el empleo de la informática como instrumento fundamental de los estudios universitarios. Por último relata cómo tuvo que abandonar la Cátedra de Filología catalana porque el titular del Departamento no admitía en ella un autor o un libro que no estuviese escrito en catalán y Llovet se había especializado en Literatura centroeuropea, especialmente en Kafka. Para el autor resulta obvio que los autores, también los catalanes, están influidos por corrientes literarias europeas y al final universales, sin que su estudio pueda limitarse de una forma geográfica o temporal.

El libro de Llovet permite la ténica de la "lectura distraída": dejar resbalar la vista por un montón de páginas plagadas de erudición y de citas y que al final vienen a decir lo mismo, que las Humanidades tienen un gran valor individual y social pero que no son para todos. No tiene sentido masificar estas disciplinas únicamente porque en algo hay que titular a los estudiantes. Un libro interesante pero que hay que saber comprender, igual que al mismo profesor Llovet. Es más acertado el subtítulo que el título; se corresponde más con el contenido del libro.

 

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Este es un libro singular y sugerente. Por un lado, tiene un tono memorialístico en torno a la vida universitaria del autor: etudios, doctorado, docencia, jubilación. Por otro, es un ensayo serio, documentado, sobre la universidad y los intelectuales, desde Grecia y Roma hasta nuestros días, con el bojetivo de emitir su juicio sobe el "Plan Bolonia" y sobre los derroteros por los que parece avanza la enseñanza: pragmatismo, mercantilismo, desprecio de las Humanidades... Llovet es hombre de una gran cultura y que procura ser ecuánime en sus consideraciones. Se apoya en grandes autores de todos los tiempos. Sus reflexiones dan que pensar y nos enriquecen. Suele ser respetuoso con las ideas y las personas, desde una perspectiva más bien agnóstica. Libro importante y enriquecedor a mi modo de ver.