A lo lejos

Novela de aventuras ambientada en el Lejano Oeste, una versión actualizada del género que ha sido finalista del Premio Pulitzer en la categoría de ficción. El protagonista es el sueco Hakan Söderström, un ser descomunal, una leyenda viva, que va a narrar su propia historia. De familia pobre y en condiciones extremas, huye de su casa acompañado por su hermano Linus, cuatro años mayor que él. Pero al llegar al puerto para embarcar hacia América, se pierden y se separan; desde entonces Hakan viajará en solitario siempre con la esperanza de reencontrarse con su hermano. En esta peligrosa andadura por regiones inhóspitas de América, sin conocer el idioma, se enfrentará a todo tipo de gentes crueles y extravagantes: un buscador de oro loco, una prostituta asesina, un sheriff sádico, soldados depredadores; y especialmente deberá sobrevivir en un espacio salvaje, inmenso, indómito: solos el hombre y la naturaleza.

Desde el punto de vista narrativo, se trata de una continua rememoración del protagonista que relata su historia ante un grupo de marineros y mineros en el barco Impeccable, atrapado en el hielo del ártico. Ya a una avanzada edad (aunque indefinida), con el pelo largo y la barba blancos, este hombre colosal “parecía un Cristo anciano y fuerte” (p. 10), al que todos parecían temer. Conocido como el Halcón, a lo largo de toda una noche, está dispuesto a compartir sus hazañas con los hombres del barco: sus encuentros letales con gentes crueles y su vida en soledad en lugares salvajes donde debe aprender a vivir. Una especie de purificación por vastos espacios de los que no conoce el nombre, ni tan siquiera importa: “Llegué a San Francisco. He estado en Clangston… Luego en otra ciudad. Todos estos años, he estado viajando. El desierto, las montañas, las praderas. No sé cómo se llaman esos sitios” (p. 328).

Tal y como propone el título, “A lo lejos”, la novela refleja el mundo violento y salvaje del Far West, del Lejano Oeste, las distancias colosales en el espacio y en el tiempo, un tiempo infinito sin apenas alusiones históricas, y un espacio hostil que se diría no tiene fin, en el que destacan las descripciones de las tierras y paisajes americanos. Como afirma el autor, el argentino Hernán Díaz, su protagonista en este espacio inmenso es alguien aislado por el lenguaje (que no conoce), pero sin ataduras sociales. Para crear su relato, ha utilizado diarios de viajeros y crónicas naturalistas porque le interesa la biografía más que la historia: “un viaje de la inocencia a la experiencia… con sabor a Tarantino, a Deadwood, a Meridiano de sangre” (The Guardian), una novela muy dura que no escatima en dolor y escenas de extrema violencia.