La verdad según Mason Buttle

Mason Buttle es el chico más grande y sudoroso de su clase, y todos saben que apenas es capaz de leer y escribir. Estos problemas, sin embargo, no son nada comparados con la aflicción que siente por la muerte de su mejor amigo. Mason, que es el niño más honesto del mundo, no entiende por qué el teniente Baird no se cree la historia que le ha contado sobre lo que ocurrió ese día.

Menos mal que su nuevo amigo, el diminuto Calvin Chumsky, un divertido y filosófico compañero de juegos, saca lo mejor de él. Juntos crean una guarida subterránea para escapar del incesante acoso de los chicos del vecindario. Un día, de forma inesperada, Calvin desaparece, y Mason ve cómo sus problemas aumentan. ¿Ahora quién confiará en él?

Finalista del National Book Award 2018

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2019 Anaya
328
978-8469848692

Traducción de Jaime Valero

Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
Average: 3 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

3
Género: 

Libros relacionados

Comentarios

Imagen de amd

Novela juvenil sobre el acoso escolar y la violencia especialmente en alumnos con problemas o dificultades físicas. Ambientada en la época actual en el pueblo de Merrimack en los Estados Unidos, el protagonista es el joven Mason Buttle, que da título a la obra. Mason tiene doce años y está en 1º de Secundaria, pero tiene sus peculiaridades: es el alumno más grande de su clase y suda continuamente (“diaforesis”), lo que produce el rechazo de sus compañeros; además lee y escribe con mucha dificultad, es un caso serio de dislexia. Por todo esto, le gusta ir con frecuencia al Departamento de Orientación (el DEPOOR) y hablar con la señorita Blinny, que lo acoge siempre con cariño e interés. Allí conoce a otros niños con problemas, como su nuevo amigo Calvin Chumsky, bajito y flaco, de cabello blanco, curioso y muy observador, que busca informaciones de todo tipo continuamente en su tablet. También allí se relaciona con Annalissetta Yang, con parálisis cerebral, sus manos y piernas están arqueadas y necesita un artilugio (el “Cocodrilo”) para poder caminar.

Desde el punto de vista narrativo, el relato está contado en primera persona por el protagonista. Casi en forma de diario y en tiempo presente, Mason narra los sucesos más interesantes que le ocurren cada día y también algunos hechos del pasado, donde tuvo lugar un nefasto accidente. Para lograr esta hazaña, dada su dislexia, en el Departamento de Orientación le consiguen un programa de ordenador (el “Dragón”) que copia al dictado sus palabras. Porque la señorita Blinny quiere que cuente su historia y, sobre todo, el teniente Baird quiere que recuerde todo lo sucedido durante el accidente, ocurrido ya hace más de un año; en él perdió la vida en circunstancias extrañas (que todavía se están investigando) el niño Benny Kilmartin, el mejor amigo de Mason.

Aunque la historia de Mason y los hechos narrados son duros, el punto de vista elegido por la autora Leslie Connor suaviza todas las acciones del relato y es todo un acierto. Como afirma el crítico Kirby Larson, “es un libro que te parte el corazón y te lo cicatriza al mismo tiempo… está contado de forma brillante”. El lenguaje de Mason, lleno de humor y de ingenuidad, con expresiones coloquiales e infantiles bastante divertidas, proporciona una perspectiva llena de ternura sobre la trama. Además de ser huérfano y de vivir en una escombrera, tiene que soportar los malos tratos de dos compañeros abusones y violentos; pero él nunca se rinde y ve la vida con ilusión y esperanza. Su gran fuerza de voluntad, su afán de superación, el cariño hacia su familia y sus amigos, incluso el deseo de comprender a sus maltratadores, hacen que el personaje se convierta en un maravilloso héroe. Por todo ello, se considera una lectura recomendable no solo para el público juvenil, sino también para lectores de todas las edades.