Frattelli Tutti

En su tercera encíclica, el papa nos habla de una fraternidad universal, abierta a todos. En ella, tomando como referencia a san Francisco, nos propone una fraternidad sin fronteras de idioma, cultura o religión.

En Fratelli tutti, el pontífice denuncia nuevas formas de egoísmo como son el individualismo y el desinterés por el bien común de una cultura globalizada y digital que en ocasiones fomenta el odio, la agresividad y los fanatismos. A través de sus páginas nos muestra una sociedad del descarte que rechaza a los más vulnerables: los ancianos, los jóvenes, las mujeres y los migrantes.

En estas líneas, Francisco nos advierte del peligro que supone ignorar la historia. Al mismo tiempo que propone el perdón como solución a tantos conflictos, afirma que no debemos olvidar los sucesos del pasado para no repetir las mismas atrocidades. Asimismo, el papa señala los límites de populismos y liberalismos, señalando cómo la pandemia ha mostrado -entre otras cosas-la vulnerabilidad del sistema y de las personas.

En Fratelli tutti, el santo Padre nos anima a pensar y trabajar para crear un mundo abierto. Ante las carencias e injusticias nos propone responder con el amor, en un fecundo intercambio que combina lo local con lo universal, rechazando la xenofobia y el racismo. Por último.nos exhorta a fomentar el diálogo y la amistad, a "recuperar la amabilidad" y "recomenzar desde la verdad". Proponiendo como ejemplos a Gandhi, Martin Luther King o los Padres de la Unión Europea concluye que las religiones nunca deben llevar al odio o la violencia, sino estar al servicio de la fraternidad y de la construcción de la paz.

Encíclica Social del Santo Padre Francisco.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2020 Ediciones Palabra
208
9788413680125

Sobre la fraternidad y la amistad social.

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Carta de papa Francisco a los hombres, exhortando a vivir la fraternidad universal frente al hambre, la pobreza, la guerra o las incomprensiones. Amistad social es el movimiento de los individuos hacia sus prójimos, ya sean estos personas, grupos sociales o Estados. Es lo opuesto al individualismo o, a nivel moral, del egoísmo. El Pontífice denuncia todo cuanto se opone a esa fraternidad, y señala caminos de diálogo, de perdón y búsqueda de la verdad; rechazar el odio, la violencia, la pena de muerte o la guerra.

Francisco señala las sombras que oscurecen la fraternidad y amistad social: la soledad de las personas, la miseria, los nacionalismos agresivos, la política de confrontación dirigida a la destrucción del adversario, la cultura de muros o el fomento del odio hacia el que es diferente (pág.13). Proclama la igual dignidad de todos los hombres con independencia de su origen o extracción social; anima a que "la catequesis y la predicación incluyan el sentido social y la dimensión fraterna de la espiritualidad" (pág.57) y reclama una "educación para la fraternidad, para el diálogo, y el enriquecimiento mutuo" (pag.69): "La tarea educativa, el desarrollo de hábitos solidarios, la hondura espiritual, hacen falta para dar calidad a las relaciones humanas" (111).

El Pontífice critica "la política entendida como mera búsqueda del poder" (pág.131); el populismo como habilidad para instrumentalizar al pueblo o, peor aún, fomentar en él sospechas y odios (pág.105), o "la costumbre de descalificar rápidamente al adversario aplicándole epítetos humillantes" (pág.136). "Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta -afirma Francisco- siempre hay una opción posible: el diálogo" (pág.135). Este es el instrumento fundamental para alcanzar acuerdos: escuchar, comprender el punto de vista del otro aunque no se comparta y estar dispuesto a ceder para alcanzar una síntesis. El Papa da un paso más al afirmar que la justicia es requisito indispensable para alcanzar el ideal de fraternidad universal" (pág.116): "Cuando un sector de la sociedad pretende disfrutar de todo lo que ofrece el mundo como si los pobres no existieran, esto tiene consecuencias de forma violenta e inesperada" (pág.148).

Pensemos en Argentina -patria del Pontífice-, en Armenia, Ruanda, el País Vasco, Bosnia y tantos lugares donde es necesaria la reconciliación. Escribe el autor que la reconciliación exige conocer la verdad histórica de los hechos y de sus causas, para facilitar la comprensión mutua (pág.153). "El proceso de paz es un trabajo paciente que busca la verdad y la justicia y honra la memoria de las víctimas" (pág.154). "No es posible decretar una reconciliación general, pretendiendo cerrar por decreto las heridas o cubrir las injusticias con un manto de olvido" (pág.167). "La Shoah no debe ser olvidada" -continúa-, tampoco las persecuciones, el tráfico de esclavos o las matanzas étnicas. Nos recuerdan que los hombres somos capaces de lo mejor, pero también de lo peor (pág.158).

Las religiones deben ser un instrumento de fraternidad, aunque en determinados momentos no lo hayan sido. "El objetivo del diálogo [interreligioso] es establecer la amistad y compartir valores y experiencias morales y espirituales" (pág.185). Las religiones no incitan nunca a la guerra, es el uso político que se hace de las mismas lo que conduce al enfrentamiento y la violencia (pág.195). Concluye el Pontífice con la afirmación de que "la crisis del mundo moderno obedece a una conciencia humana anestesiada y un alejamiento de los valores religiosos; predominio del individualismo y de las filosofías materialistas" (pág.187).

Se trata de un excelente análisis de la realidad mundial en nuestros días y de aquellos factores que impiden la paz social y la fraternidad. Aun así hay que reconocer que se han hecho y se hacen intentos valiosos por parte de organizaciones internacionales, organizaciones religiosas y no gubernamentales, así como de personas individuales. "La paradoja es que a veces -se lamenta Francisco-, quienes dicen no creer, pueden vivir mejor la voluntad de Dios que los creyentes" (pág.50). El Papa menciona algunas cuestiones no resueltas, como son las emigraciones internacionales, para resolver las cuales no es suficiente con la buena voluntad.

Un texto para leer despacio y desarrollar cursos de Etica Social.

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Conmovedera encíclica del Papa Francisco sobre la caridad como motor de la sociedad. Leer artículo >>