Lo que no se ve

Unas manos, unas sábanas, una forma de hacer la cama. Este libro no es un libro de infancia, es el libro de un hombre que aún conserva la mirada de niño. Un hombre que ha hecho de la contemplación un vehículo para volver a eso que importa, lo primigenio, lo sagrado, el amor, al fin y al cabo: «Cada día camino hasta la hoja de papel y extraigo lo que no se muere, un poco de vida eterna, cualquier momento donde el amor irrumpe».

Leer a Montiel es como adentrarse en uno de esos paisajes que abruman la mirada por su belleza, que enmudecen y alumbran el entendimiento. Sus páginas constituyen refugios, nos reconcilian con la vida y nos ofrecen esperanza frente al desencanto. Este libro debería ser, será –como ya lo fueron los anteriores– un eterno acompañante en nuestro viaje, un faro alumbrando esa «oscuridad que sabe encontrarnos», un guía que corrija nuestros pasos ralentizándolos, indicándonos hacia dónde y cómo debemos mirar. Hoy más que nunca es este un libro necesario.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2020 Pre-Textos
72
978-84-18178-49-8
Valoración CDL
4
Valoración Socios
4
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Interpretación
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5 valoraciones

Género: 
Libro del mes: 
Febrero, 2021

Comentarios

Imagen de emilionavarro

Una maravilla.

Una explosión de sentimientos desde la primera página. Prosa poética, como nos tiene acostumbrados. Parece mentira que en escasas 60 páginas aborde temas como la contemplación, el sufrimiento, el amor de lo cotidiano, la familia. Del recuerdo del amor con la que su abuela doblaba las sábanas en su casa de pueblo, hila esta historia en la que nos habla de disfrutar de los pequeños detalles, de saber vivir el presente, del amor a la familia, todo ello protagonizado con la relación íntima del autor con sus abuelos. Y no es tanto lo que dice, si no como lo dice. De obligada relectura, claro.

Imagen de cattus

Magnífico texto en el que Jesús Montiel rinde homenaje a sus abuelos, con una delicadeza exquisita, con la que revive momentos del pasado, detalles nimios de gran valor. Además, lleva al lector a reflexionar sobre el presente, con una mirada crítica, y sobre el sentido de la existencia. Jesús Montiel tiene la habilidad y la sabiduría para deslumbrarnos de vez en cuando con frases sintéticas, aforísticas, que obligan a detener la lectura y a reflexionar un poco. Belleza en la forma y en el fondo, otro modo de detenerse y de contemplar frente a la vorágine superficial que tan a menudo nos absorbe. Luis Ramoneda. Leer artículo >>

 

Imagen de acabrero

Una vez más Jesús Montiel nos sorprende con un libro breve, intenso, en el que, bajo un tono poético, aparecen unos valores profundos. En esta ocasión protagonistas son los abuelos. El amor tierno e incondicional de los abuelos. Y como siempre, nos deja unas cuantas consideraciones profundas, al hilo del relato, como para resumir lo que quiere decirnos. Como otras veces, es patente su toque poético, y, como otras veces, se palpa un tono docente, magisterial, indudablemente intencional. “Una ventana encendida se parece mucho a la misericordia”, nos dice, y este libro, como otros suyos, es una ventana encendida. Leer artículo 1 >>, leer artículo 2 >>, leer artículo 3 >>, leer artículo 4 >>

Imagen de pablo.debergia

Cualquier comentario a esta pequeña -grande- obra de Jesús Montiel se quedaría corto al acercarse a la justa descripción  de las sensaciones que genera en el lector.

Leyéndolo, uno se adentra en una realidad invisible lejos de los ruidos y la hojarasca de la materialidad de una sociedad que parece haber abandonado escuchar al corazón.

En el se aprecia una cotidianidad impregnada del Amor de ida y vuelta que se esconde en las cosas pequeñas que siempre están ahí y acerca a una esperanza y optimismo de la vida que solo se vislumbra en la cercanía de Dios.