María de Molina

Novela biográfica basada en la vida de la que fue reina de Castilla y León por su matrimonio con Sancho IV; al quedar viuda actuó como regente de su primogénito, el futuro Fernando IV, hasta su mayoría de edad; y ya anciana, tras la muerte de éste, volvió a reinar como tutora de su nieto Alfonso XI. En la obra, galardonada con el premio Alfonso X el Sabio, la relación de acontecimientos está correctamente secuenciada, los personajes quedan bien dibujados y la ambientación resulta expresiva.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2004 Martínez Roca
312
84-270-3282-8

Subtítulo: Tres coronas imperiales

Premio Novela Histórica Alfonso X El Sabio

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Imagen de Azafrán

María de Molina era prima carnal de Alfonso X el Sabio. Podría haber ocupado el Reino de León por derecho propio pero su padre, Don Alfonso de León, hermano de Fernando III el Santo, renunció a su parte en pro de la unidad de Castilla y León.
Quizás el enfado de Alfonso X con su hijo Sancho IV, el bravo, no tuvo nada que ver con su prima María de Molina. Más bien se debió a la actitud de Sancho que se tomó por las bravas la herencia del trono. Una vez fallecido su hermano mayor, don Fernando de la Cerda, convocó las Cortes en Valladolid para declararse el futuro rey, en vida de su padre Alfonso X. El padre, dolido por la actitud altanera del hijo, escribió al Papa y le pidió que no concediese la dispensa matrimonial para que tía, María de Molina, y sobrino, Sancho IV, pudiesen legalizar su matrimonio y acceder al trono con pleno derecho.
María y de Molina y Sancho IV se quisieron, se respetaron y se ayudaron a sobrellevar las insidias de la corte, las traiciones y todas las dificultades que la reconquista de España añadieron a su difícil situación. Por si fuera poco, Sancho murió a la edad de 37 años y dejó a su hijo Fernando IV con siete años de edad. María ocupó la regencia durante la minoría de su hijo y supo mantener los desafíos que los cortesanos y nobles le platearon. Con mucha prudencia y sagacidad repartió favores que contentaban a unos y castigaban a otros. Cuando Fernando IV accedió al trono, María de Molina tuvo que sufrir la falta de carácter de su hijo, sus incomprensiones, su desconfianza provocada por maledicencias interesadas de los cortesanos. Con infinita paciencia trató de solventar los errores fruto de la inexperiencia.
Fernando IV, el emplazado, murió a los 27 años de unas fiebres, tras haber ocupado el trono 18 años. Dejaba un hijo, Alfonso, amamantado por su madre, Constanza, quien sólo le sobrevivió un año. De nuevo, María de Molina tiene que ocupar la regencia durante la minoría de edad de su nieto Alfonso XI, el justiciero.
Sufrió, en las personas de sus hijas Isabel y Leonor, el repudio de los reyes aragoneses que las devolvieron por puro capricho. Y la muerte de prácticamente todos sus hijos varones.
Por las páginas de esta novelan desfilan episodios relacionados con la reconquista que la autora ha sabido integrar para dar noticia de lo que en aquellos años sucedía: la defensa de la plaza de Tarifa por don Guzmán de León y el asesinato del hijo menor de los Guzmanes a manos de los moros que pretendían conquistar la plaza…
Una novela histórica que nos acerca a la realidad del siglo XIII en la península Ibérica.

Imagen de Rubito

Me parece perfecta la reseña de CDL. Solamente añadiría un par de "peros". El primero es la gran profusión de datos, nombres, intrigas, etc que obligan en demasía al lector a prestar una gran atención si bien esto se suple ayudándose de papel y lapiz. El otro es que, como de costumbre, la Iglesia Católica y en concreto el Papa no salen muy bien parados si bien es cierto que la autora no se propasa en ello.

Imagen de cdl

Ganadora del Premio Alfonso X el Sabio 2004 por «María de Molina. Tres coronas medievales», la historiadora Almudena de Arteaga presentó su novela bajo el sello Ediciones Martínez Roca. Casada con Sancho IV de Castilla y nuera de Alfonso X el Sabio, María de Molina es, en opinión de la escritora, «muy desconocida» para el público en general a pesar de que fue una mujer atípica para la época: «Fue una reina inusual que rompió con los moldes medievales, una mujer con tesón y destreza, con un carácter fortísimo, una revolucionaria. Recurrió al pueblo y a sus consejos y vivió la conquista de Gibraltar».
La novela se inicia en 1285 con la boda de María de Molina con su sobrino y prosigue con la historia de su intensa vida. «Desempeñó un papel muy importante para la Corona de Castilla porque gobernó tres veces. Primero como reina consorte, después como regente hasta la mayoría de edad de su hijo Fernando IV y, al final de sus días, presenció la muerte de su hijo y su nuera y protegió de nuevo como regente a su desvalido nieto, el futuro Alfonso XI», explicó De Arteaga, quien comentó que en su libro ha incidido también en destacar los aspectos de la reina «como madre, mujer y esposa» e imaginar «cómo se sentía emocionalmente».
«María de Molina» es una novela histórica en la que, según su autora, también ha habido espacio para la imaginación: «El libro se basa rigurosamente en los acontecimientos de la época, pero todo lo cotidiano es el hueco que te deja la Historia para la imaginación. Por su parte, Jorge Molist, finalista del Premio de Novela Histórica por su libro «El anillo. La herencia del último templario» calificó su obra como una «novela histórica atípica que narra desde el presente la dramática caída de los templarios». La protagonista, una joven abogada neoyorquina, recibe el día de su cumpleaños dos anillos: un gran brillante de su novio y un misterioso anillo antiguo que proviene de un remitente anónimo.