Pedro García Cuartango (Miranda de Ebro, 1955), es un conocido escritor y periodista extremadamente prolijo que decidió durante la pandemia escribir un libro autobiográfico en el que, con toda sencillez y naturalidad, narra sus relaciones personales entre fe y razón, es decir, entre creencia e increencia desde su juventud hasta nuestros días.
He ido anotando al final de cada capítulo, una palabra clave que resuma la cuestión desarrollada en el mismo, y la conclusión final, después de revisar esas palabras es que nuestro autor ha recabado un verdadero compendio de las dificultades que los hombres y mujeres de nuestro tiempo han encontrado para dudar de la fe cristiana o más contundentemente, los motivos que los llevaron a abandonarla.
Asimismo, hemos de decir que el tono es bastante superficial en la mayoría de los capítulos, pues, por ejemplo, las vías de santo Tomás para la existencia de Dios son eliminadas con una sencilla frase: “no me convencen”. El argumento de San Anselmo “me parece muy subjetivo” y, así, un largo etc.
En cierto modo, se agradece el tono sincero de este trabajo, pues no intenta filosofar ni entrar en discusiones bizantinas sobre argumentos históricos como los de Descartes o los de Leibniz, pues sencillamente, no trata de discutir sino de mostrar que verdaderamente estamos entre un enigma para el agnóstico o en una cuestión en la que el creyente debe seguir mostrando coherencia de fe y de vida para que la fe siga atrayendo y, también, es importante que el creyente siga buscando argumentos de razón para fundamentar su fe.
En cualquier caso, después de haber leído este libro de cabo a rabo, si hablara con él le diría que hay una cuestión que no aborda en ningún momento en su libro y que me parece clave en todo este trabajo: la cercanía. En realidad, el problema de esta persona no es que no tenga fe, pues está bautizado y ha practicado durante unos años, sino que atraviesa una crisis de cercanía.
La solución está siempre primero en el corazón y luego viene el entendimiento. La fe que este hombre dice haberla practicado, era una fe muy fría, con una relación con Dios lejana, aunque a veces parezca que rezaba, en realidad no lo hacía como Dios esperaba. A Dios se llega por la humildad y la confianza: “Señor si existes ayúdame”. Esta es la oración del ateo que siempre ha dado resultado, pues en cuanto empezamos a dirigirnos a Él con la confianza de un hijo, del amor y de la amistad, inmediatamente Dios da señales de vida.
Por ejemplo, el autor cita en dos ocasiones en su libro la oración de Benedicto XVI en su visita al campo de exterminio nazi de Auschwitz: “¿Dios mío por qué has permitido esto?”. Es decir, oración, no reflexión de pensador: “¿Por qué Dios ha permitido esto?”
José Carlos Martín de la Hoz
Pedro García Cuartango, El enigma de Dios. De la fe a la incertidumbre, Penguin Random House Grupo editorial, Barcelona 2025, 349 pp.