Novelar la historia

 

La lectura reciente de Etty en los barracones de José Ramón Ayllón, buena novela, que da a conocer a gente joven las atrocidades del siglo pasado, causadas por el nazismo y el comunismo, y la figura extraordinaria de Etty Hillesum –joven judía holandesa asesinada en Auschwitz–, me ha suscitado una cuestión que me he planteado ya otras veces: ¿es lícito tergiversar la historia al novelarla?

José Ramón Ayllón tiene la honradez de informar al lector de que el final de la novela no se corresponde exactamente con lo que realmente sucedió, es mucho menos trágico, quizá para destacar la personalidad de Etty y su permanencia entre nosotros, gracias a la ejemplaridad de su conducta y a las cartas que nos ha dejado. Pero no siempre es así, Peter Shaffer, en su obra dramática Amadeus, más tarde llevada al cine –por poner un ejemplo–, nos ofrece una imagen distorsionada, falsa, de Mozart y de Salieri, con la que probablemente se han quedado muchos, como si fuera la real.

Indudablemente, al novelar la historia, es lógico que se introduzcan personajes de ficción y que se tomen algunas licencias al narrar los hechos, para darles la adecuada ambientación, para lograr la tensión narrativa necesaria… El mismo José Ramón Ayllón ha escrito una excelente novela, Querido Bruto, sobre el asesinato de César. Entre otras obras de ficción que recrean acontecimientos o a personajes históricos, por poner solo unos pocos ejemplos –no me cabe duda de que hay muchas más, pero me refiero solo a libros que he leído– sugiero textos como El ruido del tiempo de Julian Barnes, HHhH de Laurent Binet, El don de la fiebre de Mario Cuenca Sandoval, El bosque de la larga espera de Hella Haase o Dios ha nacido en el exilio de Vintila Horia. Obras bien escritas, documentadas, verosímiles y que cuentan los acontecimientos con objetividad, en la medida de lo posible, y sin falsear o distorsionar la historia. Pero en otros casos no ha sido así y entonces llega la pregunta, la duda, que señalaba al principio y que planteo ahora a los lectores.

Luis Ramoneda

José Ramón AyllónEtty en los barracones. Casals 2018.

Comentarios

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Creo que es una cuestión que hay que contestar con la perspectiva del tiempo. De siglos quizás. Por ejemplo el Cantar del Mío Cid nos cuenta hechos, hechos históricos. Habrá que contrastarlos con las fuentes históricas, pero lo que nos importa es que exista como obra literaria, no la exactitud de los datos. Dentro de un tiempo se conservarán datos históricos y obras literarias sobre el Holocausto. Estas sobrevivirán por lo que son, obras literarias; los datos históricos se obtendrán de otras fuentes. No obstante es cierto que, a corto plazo y a un lector poco informado, tomar la literatura como una fuente histórica puede inducirle a confusión sobre extremos concretos y puntuales; no sobre el sentido general de la historia.