Nadie puede afirmar que el Quijote sea una obra sin dificultades de lectura. En sus páginas se agrupan los arcaísmos, las referencias a personajes y períodos cronológicos poco o mal conocidos, los guiños cuya amplitud se ignora. Esta obra pretende ayudar al lector, sea antiguo amigo de la novela o recién llegado al exquisito relato, a salvar las dificultades derivadas de su texto.