La casa del tiempo

Hace ya muchos años que Orlando se marchó de su aldea natal, perdida en la campiña italiana. Ahora, su carrera de pintor, al igual que el resto de su vida, se encuentra en una especie de letargo, un leve extravío que pretende encauzar volviendo a los paisajes de su niñez: allí descubrirá que la vieja casona rosa de su maestra está en venta y la compra sin saber muy bien por qué. Sin embargo, como se anticipa ya desde el título, la casa no será un elemento pasivo en esta historia: comienzan a suceder algunos fenómenos insólitos que le desvelan rastros ocultos y le harán creer que tal vez haya sido la casa quien en realidad lo ha elegido a él.

En este viaje al pasado, en el que nuestro protagonista se sumerge para encontrar el sentido de su presente, el suspense y la melancolía se alían inesperadamente para alumbrar una bella novela intimista salpicada de atardeceres luminosos, huertos y flores. Laura Mancinelli realiza un hermoso ejercicio de introspección cuyo hilo conductor es una de las preguntas que han asediado al hombre desde siempre: ¿por qué hacemos lo que hacemos?, ¿cuál es el sentido de ciertas decisiones? Con humor e ironía, la autora nos muestra que a veces los mayores misterios de la existencia ocurren a plena luz del día y, trenzando delicadamente la poesía de lo maravilloso cotidiano con la memoria, nos enseña a ver los lazos secretos que nos unen a los lugares y las cosas.

Mancinelli teje con sutileza una trama de misterio trufada de idílicas estampas del campo italiano en un texto que rezuma calma y ternura, pero atravesado por un impulso decididamente vitalista: «Si la muerte corta un hilo, hay que anudar otro, y la vida misma te sugiere cómo hacerlo». Interesante relato sobre la vuelta a los orígenes.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2021 Periférica
172
978-84-18264-89-4

Cuidada edición en rústica con buena traducción de Natalia Zarco.

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Imagen de amd

Novela intimista ambientada en la campiña italiana a finales del siglo XX. El protagonista es Orlando, un reconocido pintor, que ha perdido la inspiración y desea “salir del vacío de emociones y de alegría”. Desde hace muchos años vive en la ciudad y su pueblo natal le resulta extraño; pero en una visita relámpago a la aldea para tramitar unos papeles, se siente atraído por la antigua casa de la maestra, “la casa rosa que desde la colina dominaba el valle”, y decide comprarla movido por un impulso inexplicable. Aunque la obra está narrada en tercera persona, el relato está focalizado a través de la figura del protagonista que evocará momentos de su infancia en un viaje al pasado lleno de ternura y de emoción. De esta forma, en el discurso se insertan con frecuencia interrogaciones retóricas y exclamaciones que, unidas al estilo indirecto libre, sirven para plasmar los pensamientos y sentimientos más profundos del protagonista: el recuerdo de estrenar zapatos el primer día de colegio, la lectura de Pinocho, el aprendizaje de las tablas de multiplicar, las meriendas en casa de la maestra.

Pero, pasados los primeros capítulos, el relato dará un giro inesperado hacia el misterio, unido a veces al terror: historias de ruidos, presencias extrañas, locura y quizá asesinato en la casa  que le ceden el protagonismo a esta, tal y como indica el título “La casa del tiempo”. Así, este lugar parece haber sido testigo y cobijo del dolor y de la soledad en el pasado, unos hechos ambiguos que finalmente no tendrán explicación, ni quedan resueltos en la novela. Así pues, aunque en la narración destaca el estilo preciosista de la autora y sus magníficas descripciones unidas a la riqueza del vocabulario, la trama se complica con sucesos extraños y supersticiones, que quedan sin esclarecer y con el único objetivo argumental de crear intriga.   

Imagen de cattus

Orlando, un pintor que pasa por una crisis vital y artística, vuelve a su pueblo en los Apeninos y compra la casa que era de su maestra. Esto lo lleva a relacionarse  sobre todo con Plácido, excelente cocinero que regenta la fonda del pueblo y no se ha movido de allí. Las dos visiones de la vida pasan del enfrentamiento al acercamiento, mientras se van desvelando los misterios que envuelven la casa, que es también protagonista del relato. Prosa delicadísima la de Mancinelli, atenta a los detalles, con la que consigue dar al relato un tono de ensoñación, de lirismo, con toques de humor, que es también un canto a la vida, a la belleza de lo sutil y cotidiano. Luis Ramoneda