La República, las religiones, la esperanza

Una de las muchas cosas admirables de la política francesa es la tendencia, quizás exigencia, de todo político de altos vuelos a escribir sus reflexiones sobre cómo tratar los grandes problemas de nuestro tiempo. Así, la historia reciente de Francia se puede seguir desde una biblioteca por medio de interesantísimas obras. Nicolas Sarkozy, candidato a la presidencia de la República, publicó una sugestiva entrevista que ahora llega a nuestras librerías gracias a la editorial Gota a Gota: La República, las religiones, la esperanza.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Gota a gota
196
978-84-934658-9-6
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
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Imagen de Artemi

Libro muy interesante (a pesar del prólogo, que además de estar mal escrito es insulso, aburrido, repetitivo y totalmente prescindible, menos mal que no lo leí hasta el final, quizá si lo hubiera hecho antes lo habría abandonado). Y es interesante porque analiza desde una perspectiva muy distinta, aunque tremendamente parcial, el hecho religioso. Francia es un país muy dferente del nuestro, con mayor cultura, en general. A veces digo, medio en broma medio en serio, que somos una mala copia de nuestros vecinos. No sé porqué pero esto escuece bastante a la gente. El caso es que el libro se lo deberían leer los políticos de nuestro estado. Aprenderían, al menos, a ser más tolerantes y más sensatos. No me han gustado dos aspectos del libro que, como se verá, no son triviales:

- En primer lugar, el utilitarismo y pragmatismo con el que juzga, alabando, eso sí, el hecho religioso. Le parece fantástica la religión por los beneficios que aporta al estado, aunque sea en cada individuo en particular; le parece fantástico que el musulmán francés tenga una esperanza trascendente porque así molesta menos: “En Francia por doquier, y en mayor medida en las barriadas que concentran todas las desesperanzas, es preferible que los jóvenes tengan esperanza espiritual en vez de tener en la cabeza como única ‘religión’ la violencia, la droga o el dinero”; le parecen fantásticos los credos porque:"La religión ofrece un gran servicio a la sociedad, dota a los hombres de la esperanza espiritual que el Estado no puede darle"; ¿le parece maravillosa la religión por el dinero que ahorra al estado?: "Si la Iglesia no se preocupara de los más pobres, ¿quién podría hacerlo?". Es una lectura un poco radical, pero recuerdo que ahora estoy señalando lo que no me ha gustado del pensamiento de este político.

- En segundo lugar me parece paradógico que alguien que diga algo tan inteligente como: "No hay unos que sepan más que los otros. Los sabios son quienes aceptan la parte de misterio que lleva en sí cada existencia. Los sabios no son los que tienen las respuestas", hable, después, con un tono bastante prepotente y dogmático dando respuestas a todos esos misterios de la existencia. Definitivamente, no es un sabio.

Es un libro que recomiendo, pero al que encuentro tantos "peros" como aciertos.