Legado en los huesos

El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la inspectora de la Policía Foral que un año atrás había resuelto los crímenes del llamado basajaun, que sembraron de terror el valle del Baztán. Amaia había reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la hija adolescente de su mujer.

El juez anuncia que el juicio debe cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante la expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es reclamada por un policía: el acusado ha dejado una nota suicida dirigida a la inspectora, una nota que contiene un escueto e inquietante mensaje: «Tarttalo». Esa sola palabra, que remite al personaje fabuloso del imaginario popular vasco, destapará una trama terrorífica que envuelve a la inspectora hasta un trepidante final.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2013 * Edición electrónica Destino
560
9788423347452

Segunda novela de la Trilogía del Baztán.

2020 Destino - Booket
553
978-84-233-5100-8

Original de 2013. Trigésimo cuarta impresión.

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En una serie de homicidios se descubre que a la víctima le ha sido seccionado un brazo, macabro trofeo que no se encuentra en el lugar del crimen. Mientras tanto, a la inspectora Salazar le ha sido encomendado investigar unas profanaciones en la parroquia de Arizcun, en el valle del Baztán. La madre de la inspectora, ingresada en un hospital psiquiátrico, sigue dando problemas y Amaia parece descubrir de dónde proviene su locura.

La capacidad de fabular de Dolores Redondo parece infinita, así como su capacidad para relacionar sucesos que en principio parecen inconexos. Sigue utilizando a los personajes mitológicos del valle del Baztán, el basajaun, Mari o las lamias del río. En el presente volumen el criminal invoca a Tarttalo, personaje cruel que se alimenta de la carne de sus víctimas. La tía Engrasi sigue echando las cartas del tarot y la inspectora ha dado a luz un hijo al que llama Ibai, "el río", aunque no se nos dice que lo haya bautizado. Todo tiene un perfil bastante pagano que la autora parece apreciar.

Al contrario, Redondo introduce en la trama a la Clínica Universitaria de Navarra y a su jefe de psiquiatría, un sacerdote de apellido Sarasola que también es asesor del Vaticano en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Hay que lamentar que Dolores Redondo, siguiendo el ejemplo de Dan Brown en El código da Vinci, sienta la necesidad de introducir al Opus Dei en la novela como algo misterioso, si no siniestro. La realidad es que la Clínica Universitaria de Navarra es un establecimiento alegre, no atendido por monjas, como erróneamente señala la autora en la página 390, si no por médicos y enfermeras. Naturalmente, una planta de Psiquiatría -"la cuarta planta"- no es un lugar para ir de fiesta, pero eso es normal.

En todo caso, la autora ha hecho un trabajo imponente de documentación, tal como acostumbra, no solo sobre el valle del Baztán y Elizondo si no también sobre la actividad policial o sobre psiquiatría. En la página 271 Dolores Redondo ofrece una hipótesis muy interesante y creíble sobre las personas que consideramos malvadas y sobre el origen del mal: basta con dejarse llevar. Rosario ha seguido ese camino arrastrada por su orgullo mientras que su amiga Elena se apartó de él. Da la impresión de que la autora hubiese pensado en la Trilogía del Baztan como una unidad, ya que las novelas engarzan perfectamente una con otra a través de sus personajes.

En resumen, un libro original y entretenido si no profundizamos en su simbología, en lo que ofrece y de aquello de lo que carece.

 

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Este es el segundo libro de la "Trilogía del Baztán". La trama se desarrolla en la zona del Baztán español donde nació la autora, al igual que los otros dos.
De entre los tres este podemos decir que es el más policíaco. El personaje principal, la inspectora Amaia, deberá enfrentarse a sucesivos crímenes en los que aparentemente no hay un móvil y en los que, a veces, es totalmente imposible acercarse a la víctima. En todos ellos aparece escrito junto a los cadáveres la palabra "Tartalo".
La autora describe con todo detalle y maestría los lugares en los que ocurren los crímenes de forma, que introduce al lector en situaciones cargadas de misterio y personajes ancestrales que forman parte de la tradición de la zona. Con gran maestría mezcla personajes reales con hechos ocurridos en el pasado que llegan a ser irreales con tintes mágicos e inexplicables.
El final de la novela, nada previsible, hace que el lector se quede con ganas de seguir leyendo; de hecho el tercer libro comienza con los personajes de este.
La novela está escrita con una narrativa rica y amena cuyos tintes misteriosos introducen al lector rápidamente en la trama. Los hechos se producen de forma vertiginosa, avanzando y retrocediendo en el tiempo y mezclando situaciones que, aparentemente, no tienen ninguna relación entre sí.
Novela recomendable a los que gusten del género de novela negra, aunque podríamos aventurar que el libro atrapa a todo tipo de lectores.