Madres, hijos y rabinos

Delphine Horvilleur, maestra (rabina) del judaísmo, detecta que la identidad judía está en declive: "Un momento de repliegue comunitario alimentado por la amenaza antisemita" (pág.124). En una época individualista, los hombres y mujeres rechazan ser identificados por su pertenencia a un colectivo que ha sido históricamente cuestionado.

Horvilleur contempla la situación de aquellos que se han apartado voluntariamente del judaísmo, de los descendientes de matrimonios mixtos en el que uno de sus miembros es judío y el otro gentil; y se opone a las prácticas, que considera fosilizadas, del judaísmo ortodoxo. Afirma que el judaísmo de hoy tiene que ser distinto del de ayer, y se pregunta cuál es el papel del rabinato para con los menores.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2024 Asteroide
163
978-84-19089-85-4

Original de 2015.

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El éxito del libro de Delphine Horvilleur Vivir con nuestros muertos, ha llevado al editor a publicar un libro anterior de la misma autora, Madres, hijos y rabinos. Trata sobre cuestiones referidas al judaísmo, por lo que difícilmente puede interesar al lector no judío.

Para Delphine Horvilleur, el judío hoy se encuentra ante cuatro caminos posibles; el primero declararse no creyente. Ella residió un tiempo en Israel y  encontró allí a ese tipo de judíos, que consideran los textos bíblicos como un conjunto de leyendas antiguas y al pueblo de Israel como una raza que tiene la necesidad de defenderse para sobrevivir.

La segunda actitud sería la de aquellos que desean distanciarse voluntariamente de un colectivo que se ha caracterizado en la historia por el sufrimiento, y desean olvidar que son judíos o que un día lo fueron. Según Horvilleur, estos se encuentran perplejos cuando se plantean si circuncidar o no a sus hijos, moviéndose entre "la racionalidad y el deber, la libertad y la tradición" (pág.39), y todo ello les produce un sentimiento de culpabilidad.

La tercera opción sería la del judaísmo ortodoxo, que trata de vivir según la integridad histórica y formal de su religión, de forma que la personalidad individual de sus miembros desaparece en el seno de una colectividad, sus creencias, tradiciones y visión de la vida. Horvilleur se opone a esta actitud considerando que precisamente Abraham, el padre de los creyentes, abandonó su patria y su parentela en Ur de Mesopotamia, por lo que la opción del creyente debería ser precisamente la ruptura y no el seguidismo, para emprender una búsqueda personal.

El cuarto camino, que es el que representa la autora, el judaísmo liberal, recomienda la búsqueda de Yahvé en el camino de la vida inspirándose en el libro sagrado, pero sin abdicar de la individualidad del creyente: "La enseñanza de la Torá -escribe Horvilleur- no solo se encuentra en los libros, existe una sabiduría existencial que se manifiesta y se transmite como una manera de estar en el mundo" (pág.140), y "el judaísmo es también cuestión de trayectoria y de construcción vital" (pág.124).

El libro trata de muchas otras cuestiones de escaso interés para el lector, como la etimología de algunas palabras de la lengua hebrea; el papel de la mujer y madre en el judaísmo; menciona opiniones imaginativas y extrañas de los rabinos de la antiguedad, como por ejemplo, porqué peleaban los hijos gemelos de Isaac y de Rebeca en el seno de su madre, y, finalmente, otras especulaciones que realiza la propia autora sobre distintos pasajes de la Biblia. Por el contrario, es excelente el capítulo que dedica a la sexualidad y la procreación como continuidad de la tarea creadora de Dios.

Vistos los caminos que se abren hoy ante el judío la autora se pregunta: ¿Cómo debe dirigirse un rabino a los niños? ¿En qué dirección encaminarlos para no anular su personalidad, pero que puedan conocer a Yahvé, el Dios de sus padres? Delphine Horvilleur opina que su misión respecto de los niños y los conversos es ponerlos en contacto con las Sagradas Escrituras, para que ellos mismos se decidan a leer la Torá y tomen las decisiones pertinentes para sus vidas.