Pensamiento crítico. Una actitud.

¿De dónde surge el tópico de que todas las opiniones valen lo mismo? ¿Acaso la tolerancia prohíbe criticar los puntos de vista con los que no estamos de acuerdo? ¿Basta afirmar que “yo lo veo así” para dar por zanjado un debate?

Dice el filósofo Alejandro Llano en una de las citas que encabezan el libro: “Para pensar bien, hay que aprender a pensar. (…) La condición básica que se requiere es amar la verdad, sea cual fuere el resultado que nos depare o la situación a la que nos conduzca. Amar la verdad, cueste lo que cueste, es el único sendero que nos aparta de los tópicos manidos, convencionales, y nos ayuda a librarnos de la sumisión”. Siguiendo fielmente ese consejo, Juan Meseguer, redactor jefe de Aceprensa, ha escrito un estupendo ensayo en el que reflexiona sobre asuntos fundamentales de nuestro tiempo y somete a revisión crítica algunos tópicos y conceptos establecidos como los de diversidad, pluralismo, tolerancia, relativismo o progreso.

Pensar de forma crítica es algo más profundo que aprender una serie de destrezas y habilidades. Tiene que ver con la identidad: igual que hay una manera singular de querer, de educar, de hablar, de escribir…, hay una manera de pensar que nos sitúa ante el mundo de un modo único. Porque pensamos de forma independiente, no estamos condenamos a repetir los tópicos ni las ideas de moda. Podemos tener un estilo de pensamiento propio.

Pero no todos los estilos son igualmente valiosos, como explica Meseguer en el prólogo. Por el hecho de que una persona vista con personalidad, no se nos ocurre decir que viste bien. Hará falta, además, que su manera de combinar prendas, complementos y colores, por ejemplo, esté presidida por el buen gusto. De modo análogo, podemos decir que un estilo de pensamiento es valioso cuando, además de poner a trabajar a la propia inteligencia, la emplea bien.

Y esto pasa, en primer lugar, por tomarse en serio la verdad; es decir, por ponerse en camino y salir a buscarla. Esta es la actitud, la disposición de fondo que inspira el pensamiento crítico. Las destrezas vienen después. Si Sócrates enseña a pensar a través de un diálogo racional es porque está convencido de que, con esa práctica, puede lograr que sus interlocutores adviertan la verdad o la falsedad de sus afirmaciones.

Pensar de forma crítica no consiste en dar la espalda al mundo. Al revés: exige una gran apertura a las aportaciones de los demás. A menudo se asocia el sentido crítico con la actitud contestataria del que nunca escucha, porque nunca tiene nada que aprender. Todo lo revisa, todo lo critica, menos sus prejuicios. La independencia de criterio se parece demasiado entonces a la impertinencia: hay poco respeto por las ideas ajenas y demasiada consideración hacia las propias. El arte de pensar se aprende poco a poco, a través de un proceso que dura toda la vida.

En este libro Meseguer frecuenta a grandes pensadores, como recomienda Juan Luis Lorda, pues este es el camino más directo para forjarse un estilo de pensamiento valioso: leer buenos libros y reflexionar con calma sobre lo leído. Cuando nos acostumbramos a pensar tranquilamente, cuando nos interesamos de forma habitual por la calidad de los argumentos, cuando somos capaces de distinguir las ideas mejores, entonces hay independencia de criterio y buen gusto en el pensar.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2016 unir editorial
200
9788416602278
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Imagen de aita

Hace muchos años que, en circunstancias muy concretas de la historia del pensamiento, es decir, en plena época de la Ilustración, el famoso filósofo de la razón, Kant, autor de las célebres obras de la crítica de la razón pura y de la crítica de la razón práctica, en una de ellas exclamaba: ¡Audere sapere!...

Un ensayo muy interesante que enseña a pensar y a leer. Leer artículo...