Señales, recopila doce historias nuevas y nueve clásicos de colecciones anteriores (El mismo sitio, las mismas cosas y Todo lo que vale). Estas historias de hombres y mujeres que luchan con la fe, la vida en un pueblo pequeño y el trabajo manual, evocan sin esfuerzo el calor y la humedad de la venerada Norteamérica sureña del autor, alternando lo ridículo y lo sublime.
Señales consolida a Tim Gautreaux como maestro de la literatura contemporánea estadounidense.
En los pequeños y grandes problemas que se esparcen por las excelentes historias de Gautreaux, en sus bosques primitivos y sus mansiones en ruinas, entre sus hermosas frases, inteligentes y ambiciosas, respira el propio [James] Dickey después de tantos años; prácticamente me estrecha la mano. Y también está [Flannery] O’Connor, pidiéndonos a todos que dejemos de hacer tanto ruido y contemos la historia. Gautreaux los enorgullece a ambos. Rebecca Lee, The New York Times Book Review
Señales de Tim Gautreaux es, de primeras, un placer de lectura; sus relatos repletos de matices, a veces crudos, narran la historia de personas que se abren paso a través de problemas espinosos, desde niños echados a perder hasta paisajes en ruinas, todo ello aderezado con ingenio y el humor seco de un clima cálido y húmedo. Chatarrerías, intensos juegos de cartas, un oscuro poder encerrado en una antigua caja fuerte, soledad, el estilo de los white trash, vodka navideño… ¿Qué opinas de eso? Annie Proulx
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2025 | La huerta grande |
527 |
9788418657702 |
Traducción: José Gabriel Rodríguez Pazos. |
Comentarios
Teniendo en cuenta que son 20
Teniendo en cuenta que son 20 relatos, es lógico que unos gusten más que otros. Habiendo leído todo lo de Gautreaux podemos hacer una valoración de conjunto, pero también una por cada obra. Aquí se mezclan años y temáticas. También hay que entender que están escritos en momentos distintos. Algunos ya se habían publicado hace años. Por otra parte, no sé si en todos o en muchos, se palpa el ambiente de Luisiana, que no deja de ser un tanto tórrido; al menos es lo que puede concluir después de leerlos todos. Quizá se repite mucho el personaje. Por lo tanto, al valorar una obra de este estilo a mi me parece que hay un poco de todo, que me gusta mucho este autor, pero que alguno de los relatos tiene menos entidad.
De los veintiún relatos que
De los veintiún relatos que componen el libro, nueve se habían publicado en los dos volúmenes de cuentos anteriores a este, en el que figuran doce inéditos. Gautreaux tiene su mundo propio, ambientado sobre todo en Lausiana, con personajes de clase media, con sus problemas, alegrías, en situaciones unas veces dramáticas, otras incluso cómicas, pero siempre con un trasfondo de bondad, de esperanza, de redención incluso. No podía faltar su interés por las máquinas de todo tipo, lo cual hace aún más meritorio el excelente trabajo de José Gabriel Rodríguez Pazos como traductor. Un buen libro para las vacaciones. Luis Ramoneda
Señales es la última obra de
Señales es la última obra de Tim Gautreaux que quedaba por publicar en español, aunque el escritor está vivo y podría sorprendernos con algún texto nuevo. Esta colección de cuentos mantiene el nivel de grandísimo narrador que Gautreaux ha demostrado en todos sus textos anteriores. Para los amantes del género, Señales ofrece algunos cuentos inolvidables. El primero, "Ídolos", es el personal homenaje que Gautreaux rinde a Flannery O'Connor, haciendo interactuar a dos personajes de sendos cuentos de la escritora de Georgia: Julian (de "Todo lo que asciende tiene que converger") y Parker (de "La espalda de Parker"). Se da la feliz coincidencia de que la traducción al español de este cuento se publica cuando estamos celebrando el centenario del nacimiento de Flannery O'Connor (25 de marzo de 1925).