Silencio

Silencio, que al publicarse por primera vez en el Japón fue motivo de apasionadas controversias, obtuvo el prestigioso Premio Tanizaki, fue considerada la mejor novela del año y en poco tiempo había vendido dos millones de ejemplares, es considerada hoy no sólo la novela más importante de Endo, sino también una pieza fundamental para explicar ciertos caminos emprendidos por la narrativa japonesa de nuestros días.

Silencio narra con singular vigor el trabajoso intento de los misioneros extranjeros por cristianizar el Japón del siglo XVII, una empresa por la que son perseguidos y torturados y la fuerza de su fe se ve enfrentada a las más duras pruebas que puedan imaginarse. Al hilo de una aventura apasionante, durante la cual los más diversos personajes van cobrando vida y solidez ante los ojos del lector, Endô nos invita a plantearnos algunas de las apasionantes cuestiones que más han preocupado al hombre a lo largo de la historia, y lo hace con tal lucidez, elegancia y aparente facilidad que resulta difícil no convertir la lectura en una cuestión personal.

Silencio es una de esas poco frecuentes obras que, además de atrapar al lector y mantener su interés desde la primera página, siguen ocupando su mente mucho después de cerrar el libro.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2009 Edhasa
256
978-84-350-6207-7

Subt.: La aventura de los jesuitas en el Japón del siglo XVII.

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Imagen de José Ignacio Peláez Albendea

Novela histórica sobre la situación de persecución de la fe cristiana en Japón y algunos mártires que dieron su vida por no renunciar a su fe en Jesucristo.

El hilo conductor de la novela son dos jesuitas portugueses que viajan clandestinamente a Japón desde Macao para predicar la fe y para conocer si es verdad que su antiguo maestro de novicios, el prestigioso Ferreira, había apostatado al no resistir las torturas del martirio. La historia se desarrolla con la tarea pastoral que realizan atendiendo a japoneses que vivían su fe cristiana en la clandestinidad, las persecuciones y crueles torturas a las que son sometidos cuando son descubiertos, y cómo mueren por la fe muchos heroicamente.

Y a la vez, cómo algunos apostatan, particularmente uno de los dos misioneros jesuitas, al sucumbir a la tentación del aparente silencio de Dios, y a las torturas sicológicas del gobernador y sus secuaces y del apóstata Ferreira.

El ambiente de la novela y su forma responde al contenido: hambre, lluvia, frío, tiempos grises y desapacibles. Hay un falso estribillo de fondo: el cristianismo no puede arraigar en Japón porque su cultura es como una ciénaga pantanosa que pudre todo lo que intente penetrarla desde fuera… Como si los japoneses no fueran tan hijos de Dios como todos los demás pueblos, llamados a la existencia por Dios cada uno singularmente por amor, con un alma inmortal creada por Dios y llamada a gozar de Él…

El tono del libro es pesimista y duro, y puede desasosegar a personas cristianas sin una fe firme.

A la vez, es una novela que ha vendido varios  millones de ejemplares en Japón y manifiesta en muchos pasajes con belleza y precisión la vida de Cristo y el cristianismo. Por tanto, para personas sin ningún conocimiento del cristianismo o muy poco, puede suponer un primer contacto con la fe, pues es una novela muy bien escrita, hay evolución de personajes y la historia atrapa. De algún modo, es algo parecido –aunque sin las carencias de la novela- a las visitas que realizan turistas japoneses a catedrales y museos con una bellísima iconografía cristiana, que puede ayudarles a hacerse preguntas y a desear conocer mejor esa fe en Jesucristo que ha cambiado el mundo

Imagen de JavierCanals

Esta novela, escrita hace unos 50 años por el escritor japonés Shusako Endo, ha sido relanzada y traducida a nuevos idiomas con ocasión de la aparición de la película de Martin Scorsese en el año 2017. Como es habitual, el libro es más intenso y extenso que la película, en la que las impresiones visuales prevalecen sobre los pensamientos y las sensaciones de los protagonistas.
Corre el año 1638. El misionero jesuíta portugués Sebastián Rodríguez llega a Macao junto con otros dos jesuítas para intentar entrar en Japon, que ha cerrado oficialmente sus fronteras y ha prohibido el cristianismo. Además de atender a los cristianos ocultos que todavía permanecen en ese país, en general campesinos humildes explotados por el régimen feudal durante el shogunato, van a intentar localizar al padre Cristóbal Ferreira, antiguo general de la orden en Japón, del que se comenta que apostató y que ha comenzado una nueva vida en Japón. Tras una difícil travesía, Rodríguez y su compañero Garpe consiguen desembarcar en una isla cercana a Nagasaki, en donde entran en contacto con algunos cristianos. Pero esta situación dura poco. Delatado por un cristiano apóstata japonés denominado Kichijiro, Rodríguez es detenido y comienza un largo proceso de interrogatorios y amenazas, en parte sutiles, por parte del gobernador de la provincia. El jesuíta es testigo del martirio de tres de los cristianos que conoció inicialmente, junto con el padre misionero Francisco Garpe. A lo largo de su encarcelamiento, su traslado a la corte del gobernador y las conversaciones con Ferreira, que acude enviado por el gobernador, Rodríguez va perdiendo su fuerza interior y resignándose a que la fe cristiana no eche raíces en Japón. En el libro se dejan abiertas algunas interrogantes, como la apostasía efectiva o solo formal de Rodríguez. Se trata de una novela dura, con dos personas muy diferentes como protagonistas, el padre Rodríguez y Kichijhiro, que trata temas como la firmeza en la fe, la debilidad ante el martirio y las dificultades de la labor misionera. El happy end que se echa de menos en una novela son los "cristianos ocultos", que soportaron un periodo de dos siglos de aislamiento y que salieron de nuevo a la luz a finales del siglo XIX.