El enigma de la Creación rodea París, pero la protagonista de esta novela no se llama Eva, sino Christine de Pizan: una escritora de la Edad Media. Nacida en Venecia en una familia acomodada, vivió su infancia bajo la protección de Carlos V, rey de Francia. Junto al Louvre, aprendió a leer a escondidas porque, en el siglo XIV, la alta cultura se reservaba a los hombres. Todo iba bien hasta que un día la rueda de la fortuna cambió de signo: conoció la mendicidad y, gracias a los poemas y a las crónicas que compuso, salvó a su familia de morir de hambre.
Christine de Pizan fue la primera escritora profesional de la Historia y la pionera en la defensa de la dignidad de la mujer. Llegó a albergar la idea de fundar la "Ciudad de las Damas", una urbe adonde pasarían a residir las sabias, las amazonas, las heroínas, las santas, las trabajadoras..., del pasado y del futuro; en definitiva, todas las mujeres que desearan conquistar su libertad. Con rigor histórico y dinamismo literario, la escritora María Lara reconstruye la biografía de Christine y sumerge al lector en una apasionante misión detectivesca. La historiadora hace partícipe al ciudadano de la sociedad de un movimiento feminista sin precedentes; una corriente que hizo temblar a las cancillerías de Europa mientras Juana de Arco lideraba las tropas sin intuir la hoguera.
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Biografía novelada de la
Biografía novelada de la escritora medieval Christine de Pizan (1364-1430), una mujer excepcional que consiguió en la Edad Media mantener a su familia gracias a sus trabajos de escritura y a la composición de todo tipo de obras literarias. La novela está narrada en primera persona por la protagonista que va relatando los sucesos más importantes de su vida, desde la niñez hasta su fallecimiento en 1430. Nacida en Venecia, se traslada con su familia a París con tan solo seis años. Allí, gracias a su padre, profesor de Astronomía de la Universidad de Bolonia, experto en órbitas celestes y complejos cálculos, aprendió a leer y a escribir, un hecho casi insólito para las mujeres en la sociedad de su tiempo. Así, la hija comparte con su padre la pasión por el estudio y las ciencias del saber: “Leer me daba la vida. Aunque cosía y tejía por obligación, soñaba con que llegara la noche para poder leer” (p. 53).
A los 15 años, en 1380 contrajo matrimonio con Étienne du Castel, secretario de la corte, con quien tuvo dos hijos. Desgraciadamente, diez años después, en pocos meses, perdió a su padre y posteriormente a su marido, quedando a cargo del mantenimiento de toda su familia. De esta forma, pasó de una situación acomodada a vivir casi en la pobreza, víctima de la estafa de los antiguos socios y administradores de la fortuna familiar. A partir de ese momento, sobrevivieron gracias a todos sus conocimientos adquiridos desde niña y también a sus grandes dotes como escritora, ya que la poesía brotaba de ella de forma natural; así compuso baladas, poemas de temas mitológicos y alegóricos, ensayos, una autobiografía, etc. De todas ellas, su obra más notable fue “La ciudad de las damas” (1405), un tratado feminista donde abogaba por la igualdad entre hombres y mujeres. Su idea era que esta urbe estuviera presidida por la Virgen María y albergara a todas las mujeres virtuosas de la Historia.
Christine de Pizan murió en 1430 en el convento de Poissy, donde había profesado como monja su hija Marie. La escritora entonces estaba entusiasmada con los éxitos de Juana de Arco en la Guerra de los Cien Años, sin prever que un año después la doncella de Orleans sería condenada a muerte en la hoguera. De esta forma, en la novela se combinan de forma acertada los datos históricos bien documentados con la elaboración de un retrato más personal y familiar de la escritora, una mujer extraordinaria que, sin temor a las críticas, con audacia y coraje, consiguió mantener a su familia con un oficio casi exclusivamente reservado a los hombres.