Un buen día, Gaspard, el gato de Thomas, descubre de pronto que puede hablar. En prosa y también en verso. Cuando quiere, y a veces cuando sería mejor que se mordiera la lengua, porque se le escapan cosas que sería mucho mejor callarse. Esta es la historia absolutamente cierta de este gato parlanchín y de su mejor amigo, un muchacho que tiene que ingeniárselas para que nadie descubra las extraordinarias habilidades de su gato. Al fin y al cabo, como todo el mundo sabe, ningún gato del mundo quiere hacerse famoso, porque... ¡se está tan bien al sol sin hacer nada!