Anhelos de libertad

 

La historia de la filosofía y, en concreto, de la filosofía política ha mostrado con contundencia a lo largo de los siglos que los sistemas filosóficos que se oponen a la libertad o que disminuyan su ejercicio, están llamados siempre al fracaso, pues el anhelo de autodeterminación personal al bien, forma parte sustancial del carácter y de la personalidad del hombre.

Se puede intentar, como hace el filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679), entregar esa libertad al gobernante y convertirle en el garante de la paz, del desarrollo y de la estabilidad de la vida social y política.

También, se puede intentar minusvalorar la pérdida de libertad que supone convertir al Estado en leviatán en aras a la paz real, pero tarde o temprano todo ese sistema saltará por el aire, aunque el propio Hobbes dedique páginas y páginas a intentar prever que haya diversos mecanismos para evitarlos.

Es interesante, que para llegar a la conclusión de que solo el pacto que prescinde de la libertad real para entregarla en manos del poder absoluto del soberano tanto en el plano cívico como espiritual y construir así un mundo seguro, comience por desvirtuar el sentido del derecho natural, de la ley natural.

En el capítulo catorce del Leviatán manipula los conceptos fundamentales de la convivencia. Así afirmará que “derecho natural es la libertad que tiene cada hombre de usar su propio poder según le plazca” (cap. 14, 184). Y que la Ley natural sería “un precepto o regla general, descubierto mediante la razón, por la cual un hombre se le prohíbe hacer aquello que sea destructivo para su vida” (cap. 14, 184).

Finalmente, termina por manipular, reducir y minimalizar el sentido de la Libertad que había recibido de la metafísica y de la antropología filosófica, como un don de Dios que llevaba al hombre a la autodeterminación al bien, a convertirlo ahora en un concepto tan pobre y despreciable como la mera “ausencia de impedimentos externos, para hacer lo que quisiera” (cap. 14, 184),

En efecto, en el Leviatán, obra redactada en 1651, Thomas Hobbes como ya había escrito más resumidamente en el De Cive, pocos años antes, en 1642, buscará fundamentar el origen de la sociedad y de la convivencia en la superación de la desconfianza del hombre mediante el pacto social, por el que la mayoría entrega todas las libertades al soberano.

Evidentemente, Hobbes no puede menos de permitir la libertad interior, tanto para el ejercicio de las creencias como para el desarrollo de los amores que existen, aunque no haga referencia a ellos, a lo largo de la obra. En cualquier caso, cuantas más páginas escriba para fundamentar su sistema, la confianza en Dios creador, en el hombre como imagen y semejanza de Dios y en la naturaleza social del hombre volverá a rebrotar y exigir la libertad con la que fue creado para amar a Dios y a los demás.

José Carlos Martín de la Hoz

Thomas Hobbes, De Cive o Elementos filosóficos sobre el ciudadano, ediciones Alianza editorial, Madrid 2016, 390 pp.