Las Actas del XXXIV Simposio internacional de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, del año 2015, recientemente editadas, están dedicadas a un tema de gran importancia y actualidad, pues abordan la Teología y el Arte, y en ellas el lector interesado encontrará un buen número de ponencias, comunicaciones y colaboraciones junto con magníficas ilustraciones, que merecen ser contempladas con detenimiento.

En primer lugar, destacaríamos la perfecta sintonía de este Simposio con la línea abierta por el Concilio Vaticano II, sobre todo en la Constitución Dogmática, Sacrosantum Concilium, acerca del Arte cristiano y de la belleza como camino para la nueva evangelización de los pueblos y propiciar el encuentro rejuvenecido con Dios, es decir, la “vía pulchritudinis” (10).

Asimismo desearíamos, detenernos en la ponencia marco del Congreso redactada por el profesor coordinador del Simposio, el historiador riojano, Fermín Labarga, ordinario de Historia de la Teología y de la Iglesia de la Facultad de Teología, acerca del rostro de Cristo en el arte. Es decir, un interesante trabajo sobre la centralidad de Cristo, que ocupara unas pocas páginas (173-253), pero que constituirán el meollo, sustancia y principal aportación historiográfica, artística y teológica de estas Actas.

En efecto, en esta ponencia, el autor comienza por señalar como no fue interés de la Sagrada Escritura detenerse a describir la humanidad Santísima del Señor, sino más bien mostrar con muchos detalles los principales rasgos humanos y divinos de su personalidad y la con extremada riqueza los aspectos doctrinales de la misma (174)  Asimismo, señalará que "el verdadero rostro de Cristo hay que buscarlo en los Evangelios y no en reliquia alguna, por desconcertante que ésta resulte para los científicos atractiva para quienes buscan seguridades" (175). Enseguida añadirá. "La novedad que plantea el cristianismo es que Dios, el totalmente otro, se ha encarnado y ha asumido la naturaleza humana (kénosis), entrando de esta forma en la historia de los hombres" (176).

Así pues, el profesor Labarga comenzará por estudiar las primeras imágenes que recogen la representación de Jesucristo en la Iglesia primitiva, que resume en las dos principales: el buen pastor  con el cordero sobre sus hombros (178) y, en segundo lugar la imagen del maestro rodeado de sus discípulos (179). Seguidamente irá realizando un recorrido a lo largo de la historia del arte cristiano para concluir con unas palabras de Miguel Ángel acerca de cómo no le basta a un artista para pintar a Jesucristo en una obra de arte que sea un gran maestro o un gran hombre sino que "sea santo, para que su entendimiento pueda ser inspirado por el Espíritu Santo" (253).

José Carlos Martín de la Hoz

Fermín Labarga (de), Arte y Teología, Actas del XXXIV Simposio de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, ediciones Eunsa, Pamplona 2017, 356 pp.