Todo el Pontificado del papa Francisco, tanto en los títulos de sus Encíclicas y Exhortaciones como en las intervenciones de las Audiencias de los miércoles, están llenos de referencias a la santidad de los cristianos y, en la última, Gaudete et exultate, al hablar de las bienaventuranzas de Jesús, podemos encontrar una específica llamada a una santidad alegre, con buen humor y plena de optimismo (2018, n.65).

Precisamente, buscando en la literatura clásica, encontramos una edición reciente del famoso filósofo y político inglés, Anthony Ashley Cooper, tercer conde de Shaftesbury (1671-1713), más conocido por el nombre de su condado, Shaftesbury, donde se recoge como un breve ensayo, que ahora presentamos, una serie de trabajos cortos sobre el buen humor, el optimismo y la alegría.  Todo ello tomado en el sentido clásico de la expresión y, dentro claro está, del consabido y siempre repetido fino humor inglés.

La obra, hemos de aclararlo desde el principio, no está destinada al gran público, en primer lugar, por el tono excesivamente erudito, a veces repetitivo y, sobre todo, por lo rebuscado tanto de sus palabras como de sus argumentos. Aunque no deja de tener su interés el trabajo, como una pieza de la literatura de la época.

Tampoco ha sido de nuestro interés la lectura de sus banales y superficiales críticas al catolicismo, a loa papistas como les llama (35), que desmerecen de un hombre de su categoría y su formación, pero que muestran hasta qué punto en aquella época los intelectuales debían subrayar esa faceta anti romana,  si deseaban estar cerca de la Corte y de la triste nobleza inglesa que había sido destruida moralmente al ceder a los intereses morales de su rey Enrique VIII, que había pasado de recibir el título de defensor fidei por el Santo Padre, a auto proclamarse cabeza de la Iglesia de Inglaterra.

Acerca del buen humor, nos dirá Shaftesbury, al más puro estilo inglés que es: “el mejor antídoto frente al entusiasmo” (64), que puede hacer peligrar la prudencia y que nos llevará a tomarnos en serio el crear buena sangre a nuestro alrededor.

Asimismo, nos recordará nuestro autor que es fundamental la vida de relación para el perfeccionamiento de la persona, pues “la cortesía es fruto de la libertad. Nos pulimos mutuamente y limaos nuestras aristas y asperezas mediante una especie de roce amigable”. Así añadirá, enseguida que: “definir la broma genuina sería una cuestión tan ardua, y quizá tan inútil, como definir la buena educación. Nadie puede entender la teoría si no tiene la práctica” (74)

José Carlos Martín de la Hoz

Anthony Ashley Cooper, conde de Shaftesbury, Carta sobre el entusiasmo, & sensus communis. Ensayo sobre la libertad de ingenio y humor, ed. Acantilado, Barcelona 2017, 169 pp.