El sacerdote y teólogo italiano Mauro Leonardi realiza en el estudio que ahora ofrecemos, una exploración del concepto de celibato apostólico tal y como se habría ido viviendo y expansionándose en los primeros siglos del cristianismo. De ahí el nombre del libro: "Como Jesús". A imitación del que habría vivido Jesús durante sus 33 años de vida en la tierra, entre nosotros.

En realidad, son escasos los datos concretos, anécdotas, números, etc., de ese celibato primero, pero, en este caso, sería una señal de la enorme naturalidad con la que se dio entre los primeros, hombres y mujeres, tal y como escribe san Pablo a los Romanos: “Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios: éste es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo, sino por el contrario transformaos con una renovación de la mente, para que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, agradable y perfecto” (Rom 12, 1-2).

Recordemos, en primer lugar, que tanto el Evangelio, como el Nuevo Testamento dejan constancia del celibato de Jesús y del celibato de los Apóstoles: “Cristo mismo invitó a algunos a seguirle en este modo de vida del que Él es modelo” (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n.1618).

Asimismo, podemos recodar algunos de los testimonios de la presencia del don del celibato desde el comienzo de la vida de la Iglesia, tomados de los primeros apologetas y Padres apostólicos del siglo II. De hecho en el Siglo I San Clemente Romano exhortaba a los que vivían el celibato a no envanecerse por haber recibido ese don (Cfr. SAN CLEMENTE ROMANO, Ep.ad Corinthios, 38,2). San Ignacio de Antioquia, a comienzos del Siglo II insistía en la humildad a los que vivían ese don (Ep, ad Polycarpum, 5,2). En el siglo II, San Justino y Atenágoras afirman expresamente que muchos cristianos, hombres y mujeres, de toda condición, siguiendo a Cristo, desde su juventud, permanecían célibes toda la vida (SAN JUSTINO, Apología I, 15; ATENÁGORAS, Legatio pro Christianis, 33).

El autor de este trabajo después de estudiar ese celibato apostólico de los laicos primitivo,  lo busca y lo encuentra en la Iglesia actual, con la perennidad del amor y lleno de pujanza, y, entonces, lo presenta como el gran regalo de Dios a la humanidad: " se vive como enamorados, implicando al corazón al igual y más que si se hubiera entregado a una criatura. En tal perspectiva parece consecuente que la amistad, entendida como quinta esencia del amor gratuito, sea el lugar donde resulta más fácil encontrar y gustar el misterio diario del encuentro con el amigo: y de este modo el celibato adquiere una intrínseca orientación hacían el otro, se hace celibato apostólico" (247).

 

José Carlos Martín de la Hoz

Mauro Leonardi, Como Jesús. La amistad y el don del celibato apostólico. Con una meditación inédita de Juan Pablo II, ed. Palabra, Madrid 2015, 285 pp.