Cuánto cuesta el poder

 

Es muy interesante descubrir en la nueva y monumental biografía sobre Carlos V publicada en ediciones Planeta por el famoso hispanista inglés, profesor Geoffrey Parker (1943), algunos detalles sobre la figura del joven emperador, pues son verdaderamente indicativos de lo que serán después características esenciales de la personalidad y de los deseos de servir a Dios y a su pueblo.

Efectivamente, llama mucho la atención la firme determinación y los pasos rápidos e intrépidos que tuvo que dar Carlos V para ser finalmente coronado como emperador del sacro imperio romano-germánico, una vez que ya era monarca de los reinos de Castilla y Aragón.

Apenas había llegado a España Carlos en 1517, para tomar posesión de sus reinos tras la declaración de incapacidad de la reina Juana, que había mostrado su locura tras la muerte de su esposo el rey Felipe, cuando llegaron noticias de la delicada salud de Maximiliano, a la vez de las intrigas de algunos de los siete príncipes electores que había mantenido conversaciones con Francisco I rey de Francia y habían llegado a posibles pactos (125).

En efecto, Carlos apenas había llegado a España recorrido Castilla y Aragón para tomar posesión y jurar su cargo de esos reinos unidos ya de manera más firme bajo su corona, pero todavía con distintos sistemas de gobierno como serían las Cortes separadas, fueros y leyes, etc.

El 12 de enero de 1519, finalmente falleció el emperador Maximiliano y enseguida había varios candidatos que se postulaban, aunque todos en Alemania saben y son plenamente conscientes de que la voluntad del emperador del sacro imperio, aunque nunca coronado solemnemente por el papa, era que su nieto Carlos fuera quien recibiera esos títulos y por supuesto la coronación, como ya había manifestado el propio emperador en 1513 (124-125).

Enseguida, Carlos V partió desde Barcelona hacia los Países Bajos y hacia Alemania poniendo, como ya había empezado a hacer desde España, todos los recursos en juego e incluso más de los posibles: financieros, eclesiásticos, militares, e incluso de alianzas matrimoniales con los príncipes europeos, pues su insignia repetida con su abuelo Maximiliano tantas veces era que solo la casa de Habsburgo era la indicada para gobernar el imperio (127).

Es interesante seguir la apasionante narración de Parker de las dudas y consideraciones que tienen lugar en ese tiempo. Tras varios meses de propuestas, discusiones y favores, los siete electores se reunieron el 28 de junio de 1519 y votaron unánimemente a Carlos como el siguiente rey de Romanos (133). La balanza finalmente se había inclinado por el nieto Carlos y, llegado es este punto, lógicamente, se preguntará Parker, cuánto dinero le habrá costado llegar hasta ahí. La respuesta puede verse desglosada (134).

José Carlos Martín de la Hoz

Geoffrey Parker, Carlos V. Una nueva vida del emperador, ediciones Planeta, Barcelona 2019, 990 pp.