Terry Eagleton es uno de los pensadores con mejor buen humor del tiempo actual, de ahí que Taurus, una editorial con fino olfato, esté publicando periódicamente sus escritos y reflexiones. Sus ángulos de visión van desde el marxismo al catolicismo, pero siempre sus finas percepciones y agudos juicios hacen tomarse la vida con más alegría.

En términos de definición de la cultura y de aproximación a sus características más importantes, son de notar las distinciones que hace Eagleton con respecto al concepto de la ideología: “la cultura, por tanto, es el concepto más amplio, y gran parte de lo que contiene puede ser inocente ideológicamente, al menos durante gran parte del tiempo” (67).

Desde la revolución industrial han pasado muchas cosas en el ámbito de la cultura en occidente y se nos olvida que “el paso de la cultura como refinamiento personal a la cultura como salvación social tiene lugar con la llegada a la escena histórica de un nuevo actor alarmante: el pueblo, y la clase obrera en particular” (132).

Fue muy interesante, en su momento, la llegada de la cultura de masas, pero mucho más la evolución, pues como afirma Eagleton “La cultura de masas evolucionó en dos etapas. Primero extendió su influencia a casi todos los rincones de la sociedad; después empezó a fundirse con el resto de la existencia social, de forma que la distinción entre cultura y sociedad se hizo cada vez más incierta. De manera creciente, a política se transformó en imágenes, iconos, estilos y espectáculo. El comercio y la producción gravitaban más y más en torno a factores como la presentación, el diseño, la marca, la publicidad y las relaciones públicas. Las relaciones personales quedaron mediadas por textos e imágenes tecnológicos. La era del posmodernismo había llegado” (164).

Finalmente, en esta ocasión, se detiene en algunas reflexiones respecto al concepto de cultura en la actualidad y en nuestra globalizada civilización: “los problemas centrales que afronta la humanidad al adentrarse en un nuevo milenio no son culturales en absoluto. Son mucho más mundanos y materiales que todo eso. Guerras, hambre, armas genocidios, enfermedades, desastres ecológicos: todos tienen aspectos culturales, pero la cultura no es lo decisivo en ellos. Si quienes hablan de la cultura no saben hacerlo sin hinchar el concepto, quizá sería mejor que permanecieran en silencio” (178).

 

José Carlos Martín de la Hoz

Terry Eagleton, Cultura, ed. Taurus, Barcelona 2017, 198 pp.