Del mal natural al mal consentido

 

El Prof. José María Enríquez, de la Universidad de Alcalá se adentra en el problema del mal desde el punto de vista filosófico. La cuestión queda dividida en tres grandes bloques: el tratamiento filosófico del mal en los grandes pensadores de la antigüedad, medieval y moderna.

Desde el comienzo el autor se empeña en traer el mal y el sufrimiento que causa delante de nuestra mirada para hacernos pensar y reaccionar: "el presente trabajo, como apuntamos, tiene una notable carga descriptiva, elaborada con el fin de exteriorizar el mal del que se ocupa" (10).

En la primera parte aborda el problema del mal natural, las catástrofes naturales, como la sucedida el día de todos los santos en Lisboa el año 1755. Tomará este ejemplo en plena Ilustración para investigar el tratamiento de la cuestión en Voltaire, Leibniz, etc.  En  definitiva, el primer embate a la tradicional respuesta religiosa y filosófica al mal, para llegar a la desconfianza del creador y al deísmo.

Tras un pormenorizado estudio de la moral kantiana (64-65) y de su influencia en el idealismo alemán hasta llegar al siglo XX, se adentrará en los campos de exterminio nazi en Auschwitz. Lógicamente el estudio va de la mano de la obra de la filósofa alemana, afincada en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, Hanna Arendt y su famosa teoría de la banalización del mal. El trabajo se completa con el ángulo de la soledad.

Seguidamente,  estudia el problema de los campos de internamiento de presos en Guantánamo por parte de Estados Unidos, para abordar la problemática ética entre  pena y daño. Entre el perdón, el resentimiento y la pena medicinal y la posibilidad del arrepentimiento.

El último capítulo se adentra en los problemas y altercados gravísimos de los barrios periféricos en París y otras ciudades francesas entre inmigrantes y si papeles y la policía.

Llegados al final del libro vuelve al subtítulo del trabajo: del mal natural (terremoto de Lisboa) al mal consentido (la banalización del mal en Auschwitz). "si respecto del mal social creyéramos posible una solución simple, no se nos seguiría presentando bajo la forma de un problema" (163).

La conclusión es confusa, pues el autor es deudor de las filosofías no realistas e infravalora las aportaciones de Santo Tomás de Aquino en la Cuestión de Malo, todavía no superada como respuesta al problema del mal (pp. 31-33).  Pues, finalmente, es claro que sin un Dios providente y sin la Revelación cristiana de que Dios es amor y nos invita a la amistad y felicidad con Él, es muy difícil entender el problema del mal. Como escribió San Agustín: "de ningún modo hubiera permitido Dios omnipotente la presencia del mal en sus obras, de no ser tan bueno y poderoso que del mal no pudiera sacer un bien" (Enchiridion c.11, PL 40,236).

 

José Carlos Martín de la Hoz

J. M. ENRÍQUEZ SÁNCHEZ, Desgracia e injusticia. Del mal natural al mal consentido, ed. Sequitur, Madrid 2015, 188 pp.