Desmesura europea en el siglo XVI

 

El profesor francés Serge Gruzinski (1949), profesor, escritor, académico e investigador especializado en temas europeos del siglo XVI y, en especial, de materias relativas al descubrimiento y civilización de América, es asimismo autor de un buen número de publicaciones algunas de divulgación y otras de trabajos al más alto nivel científico posible, como la que ahora presentamos.

Es esta ocasión, con el águila y el dragón como telón de fondo, se adentra en una de las más apasionantes materias históricas que se denomina actualmente historia comparada y que, en este caso versa acerca de la “casualidad de una fecha” pues, en agosto de 1521 se produjeron dos hechos la conquista de México y del imperio azteca con la conquista de la capital (y, paralelamente, a miles de kilómetros de distancia, fueron recibidos como misión diplomática, con cartas del emperador portugués Manuel I, dirigidas al gran emperador chino Zhengde quien movido por la curiosidad y saltándose a sus ministros y consejeros los recibió cara a cara en Pekín (54).

Evidentemente, las abismales consecuencias de esos hechos; es decir, por una parte, la rápida implantación de la civilización europea y la expansión de la fe cristiana en tan vasto continente americano, o, por el contrario, la cárcel, miseria y cruel ensañamiento con aquellos hombres hasta darles muerte, para escarnio y ejemplificación delante del pueblo chino de quien era el que gobernaba el mundo.

Pero, ni fueron una casualidad esos hechos, ni los resultados fueron, por tanto, verdaderamente casualidades, arbitrarias y sorpresivas, pues eran evidente que la cultura azteca que no tenía conocimiento de la rueda, ni sabía de la existencia de la pólvora, estaba lejos de poder oponer resistencia ante la gigantesca cultura del invasor, mientras que, al otro lado del mundo, aquella rica y refinada cultura, tanto para la guerra como para la paz, no podía compararse ni de lejos con la cultura, la sabiduría y el refinamiento de la corte imperial china, de donde procedía, por ejemplo, la imprenta (82).

Es interesante que, el choque de civilizaciones (156), que comenzó con la muerte de los emisarios portugueses, finalmente, también China terminó por sucumbir el imperio a la civilización cristiana y adoptaron muchos rasgos de la civilización occidental, así como de la expansión de la fe cristiana que llegó a arraigar en aquellas tierras y cuya presencia ha continuado viva y martirial, a pesar de la persecución de las autoridades comunistas durante casi in siglo (307).

En cualquier caso, hemos terminado por olvidar la lenta transformación de aquellos indios mexicanos de sus ancestrales e inhumanas costumbres, hasta vivir en policía, arraigar la fe cristiana en su corazón, acceder a la totalidad de los sacramentos, la lenta adoptación de la vida cristiana a las costumbres sociales, y la eliminación primero de la religión yuxtapuesta y después de la antropofagia, las borracheras, el desprecio de la dignidad de la mujer o, en definitiva, los vestigios de siglos de barbarie, de vilezas y de acciones inhumanas (157).

José Carlos Martín de la Hoz

Serge Gruzinski, El águila y el dragón. Desmesura europea y mundialización el siglo XVI, ediciones fondo económico, México 2018, 366 pp.