Dignidad y miseria de la persona humana

 

Entender y aprender a equilibrar, en el estudio de la antropología, el tratamiento del binomio dignidad y miseria de la persona humana, es una de las claves más importantes para profundizar en el concepto la dignidad de la persona humana.

Así pues, una vez verificada esta cuestión fundamental, se puede, posteriormente, acometer y valorar conceptos tan importantes en el desarrollo de la naturaleza humana y cristiana, como la libertad humana o la necesidad intrínseca de la gracia y profundizar en misterios fundamentales de la fe relativos al Verbo Encarnado como son, por ejemplo, la Encarnación o la Resurrección de los muertos, verdades básicas y contenidas en el primer Símbolo apostólico o la exposición de la fe.

Estos conceptos son, pues, muy claves para abordar la literatura del siglo de Oro español, donde la fe y la cultura están armoniosamente trabados, como muy bien ha sabido rastrear el profesor Pablo Mora (1976), cuando para llegar a la miseria y dignidad del hombre en los siglos de Oro, ha comenzado por estudiar las raíces en la historia de la Iglesia.

En efecto, la fundamentación bíblica de la dignidad de la persona humana, es punto de referencia en el siglo XVI para cristianos, judíos y musulmanes y para todas aquellas razas y culturas que deseaban ahondar, aunque sea un poco en la importancia del ser humano, pues la afirmación de Dios creador, según narra el autor sagrado, es clara y contundente: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gen 1,26).

Enseguida se detiene el autor a estudiar el binomio. En primer lugar, la miseria es obvia para el libro de Job, donde se afirma claramente: “En nada aventaja el hombre a la bestia, pues todo es vanidad” (Job 3,19). Y, enseguida el libro de la Sabiduría nos recuerda “la doble naturaleza del hombre: grande por ser una criatura divina hecha a su imagen y semejanza, pero insignificante por sí misma y en comparación con Dios” (Sab 17, 1-7).

También, ya en el Nuevo Testamento (47), San Pablo recordará que “la miseria del hombre se explica básicamente por su naturaleza pecaminosa y carnal, pero su dignidad más poderosa, ha sido completamente renovada por Cristo. Él representa de manera radical la suprema dignidad del hombre”1 Cor 15, 47-49).

Respecto a la tradición apostólica y patrística, nuestro autor realiza un sintético recorrido desde San Clemente Romano hasta San Agustín, Lactancio y Boecio para concluir: “Fueron los Padres de la Iglesia quienes, en estrecha relación con el comentario del Génesis y la teología de la imagen en el marco de la construcción de la antropología cristiana, llevaron a cabo la síntesis entre la tradición clásica y las Sagradas Escrituras para dar pie a la miseria /dignitas hominis que encontramos en la Edad Media y el Renacimiento” (49).

Finalmente, la teología tomista resumirá en una completa e insuperada síntesis de fe y razón entre la filosofía aristotélica y el tesoro de la revelación: Escritura, patrística, magisterio y escolásticos anteriores, sobre la base de la dignidad de la persona humana: el que levanta los ojos a Dios.

José Carlos Martín de la Hoz

Pablo Sol Mora, Miseria y dignidad del hombre en los siglos de Oro, ed. Fondo de cultura económica, México 2017, 256 pp.