Dios está detrás

 

En la obra de síntesis del historiador jesuita americano, Norman Tanner, profesor durante muchos años de las Universidades de Oxford y de la Pontificia Gregoriana de Roma, sobre la historia de la Iglesia Católica que acaba de editarse en castellano, se muestra de un modo claro cómo Dios está detrás de todo: sosteniendo e impulsando a su Iglesia en medio del oleaje.

Precisamente, desde los primeros siglos, la civilización del amor se fue abriendo paso entre la barbarie de las penas de muerte sumarias que el derecho romano concedía con relativa facilidad y con las actitudes y comportamientos sin derechos humanos y con la soberbia del analfabeto y el valor de la fuerza bruta (16).

Es importante subrayar que el cristianismo tiene de novedoso y de radical la entrega del corazón; el asentimiento interior de la fe ante la invitación divina, de modo que Dios preguntará a los cristianos, una y otra vez como a Pedro "¿hombre de poca fe, por qué has dudado?" (Mt 14,31), pues no le bastará el sometimiento externo a unas reglas de vida (17).

El giro radical que pone en marcha la historia de la Iglesia, es la irrupción de Dios en la historia enviando a su Hijo unigénito, para que sin dejar de ser Dios sea verdadero hombre. Por eso los hechos de los apóstoles narran el encuentro con Jesús, a lo largo del tiempo, de los primeros años de la Iglesia: un libro de historia que a la vez contiene el evangelio hecho vida (6). Una y otra vez los hombres han buscado a Dios, a veces a tientas, otras veces en lugares equivocados como aquellas santas mujeres que buscaban a Jesucristo para embalsamar su cuerpo y que escucharon cómo unos ángeles les preguntaba: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?" (Lc 24,5). Precisamente, esta Historia de la Iglesia muestra cómo se ha ido cruzando Cristo con los hombres a través de la Iglesia y de su vida y de la vida de los cristianos y cómo el Espíritu Santo ha ido guiando a la Iglesia y a las almas.

Es interesante recordar enseguida el diálogo fe y razón. Así Tunner, recuerda a san Justino y su encuentro con la verdadera sabiduría, donde no había semillas de verdad, sino la Verdad completa. Efectivamente, Justino abrazó la fe, proclamó la eucaristía saltándose el arcano o el secreto habitual, o la idea de esconder la joya de la eucaristía solo para los cristianos, pues pensaba que saberlo les atraería como a él a Jesús: "Justino encarnó una actitud de apertura del cristianismo hacia otras religiones y filosofías, y siempre se mostró dispuesto a dialogar con ellas" (24). Es interesante comprobar como hace Tunner como ese diálogo fe y razón va a ser clave en el concilio de Nicea cuando ante la gran crisis de la Iglesia por el arrianismo, la palabra clave: "Cristo es homooúsios; de la misma naturaleza del Padre" expresa maravillosamente la fe de la Iglesia desde siempre y para siempre, en continuidad con la tradición y la Escritura, pero no aparece en el Nuevo Testamento. La armonía entre Fe y razón, es el camino por el que quiere Dios que caminemos (29-30).

José Carlos Martín de la Hoz

Norman Tanner, Breve historia de la Iglesia Católica, ed. Sal Terrae, Santander 2017, 265 pp.