El Historiador Robert Royal, experto en historia de la cultura y de la religión, dirige la fundación Fe y Razón de Washington y es autor de varias obras, entre las que destaca su trabajo sobre  los mártires del siglo XX (2002).

En esta ocasión realiza un estudio completo sobre el  papel jugado por la religión en la antigua Grecia, el mundo Romano y el Antiguo Israel. Posteriormente, subrayará la preocupación constante del catolicismo por mantener un constante diálogo fe y razón. De este modo, se adentrará en la construcción de la teología medieval hasta llegar al culmen con la Teología del Barroco y el desarrollo teológico postridentino.

Como señala el autor, las relaciones fe y razón se entorpecerán a lo largo del siglo XVII, con  la ilustración y la separación de la Iglesia de gran parte del pensamiento occidental, tras la ruptura cartesiana y el comienzo del inmanentismo.

Son luminosas las páginas dedicadas a los ciclos revolucionarios en Europa: Francia, Inglaterra, Italia y Alemania y la posterior recuperación de la Iglesia, al terminar el conflicto. En realidad, concluye el autor, la secularización se hará patente en Europa en el siglo XX, no en el XIX.

Tras este largo recorrido Royal mostrará cómo las páginas más hermosas de la historia humana se han trazado sobre la comprensión de la interacción dinámica de la fe, la razón y la libertad humana.

En los últimos capítulos del trabajo se centrará en las relaciones entre democracia y religión. En primer lugar destacará que para que la democracia funcione son necesarios dos elementos: “buenas instituciones que garanticen el control del poder y una visión de la vida humana capaz de explicar de manera creíble la fe democrática en la dignidad de la persona humana, porque no todos los deseos individuales rubricados bajo la voz libertad son buenos para los individuos o para lo sociedad libre” (p.170).

Seguidamente, recordará cómo la religión y específicamente la tradición judeo-cristiana del Occidente se ha adaptado perfectamente a cumplir los requisitos antes señalados y han servido de verdadero faro para la democracia..

Precisamente en los momentos en que desde algunos ámbitos se está atacando a la Iglesia, enarbolando leyendas negras para conseguir que se desconfíe de ella y presentándola como enemiga de la libertad, Royal, nos recuerda que sin la Iglesia no habríamos llegado a los niveles de cultura y racionalidad en los que se apoya la democracia.

En conclusión señala Royal: “Dios no ha fallado, ni fallará” (170). Es decir, seguirá iluminando a los hombres para desarrollar la dignidad de la persona humana, estar al lado de los débiles y propiciará que la fe ilumine a la razón para construir una sociedad justa y solidaria, donde el desarrollo científico y técnico sea acorde con la dignidad del ser humano y la familia, verdaderos ejes de la sociedad.

 

José Carlos Martín de la Hoz

 

Robert ROYAL, Il Dio che non ha fallito, ed. Rubettino, Catanzaro 2008, 385 pp..