¿Dónde vas Europa?

 

El profesor Seguró y el profesor Innerarity han reunido en un solo volumen a un conjunto impresionante de intelectuales europeos de primera línea para pensar juntos en el futuro de Europa.

Es verdad, que la crisis económica ha desestabilizado el sistema y que países como Irlanda y Portugal y Grecia han tenido que ser intervenidas en su economía y en su toma de decisiones, como países embargados por sus acreedores.

También es cierto que Italia, Francia  o España en su inestabilidad, han hecho peligrar el euro, y, en cierto modo, han sido pues obligados a unos niveles de lucha contra el déficit que han puesto al límite el estado de bienestar y su credibilidad delante de los ciudadanos. Nadie había votado esa presión fiscal

Efectivamente, en Inglaterra los ingleses han votado a favor del Brenxit y, por tanto, de la ruptura en la práctica de la comunidad europea, porque Europa culturalmente sin Inglaterra es menos Europa. De todas formas para Cotarelo: “ya no es posible continuar con la ficción de que la Unión europea, en realidad, es un Estado consistente en la suma de Estados. Estos son demasiado rígidos para modificarse según las necesidades de una unificación europea” (69).

Pero la solución no es ni económica, ni jurídica, ni política, o es cultural, y profundamente ética, o será una unidad inestable. En ese sentido Eva Illouz subraya las tesis de Paul Hazard en su crisis de la conciencia europea escrita en 1935 para el final de la edad moderna, en la ilustración, resumiendo la crisis en la ruptura de la unidad de la fe,  más confianza en la razón y en el progreso de la ciencia que en la fe y, finalmente, una crítica al efecto social de la religión y por tanto al imperio del relativismo moral (171). Curiosamente en la actualidad la conciencia que queda está muy relativizada, es individualista y en la hondura poco solidaria aunque tengamos un corazón social. Tiene miedo a los refugiados, nos recordará Slavoj Zizeck: “le falta empatía con el sufrimiento ajeno” (192).

Para el cardenal Ravasi, tomando la mente del papa Francisco al recoger el premio Carlomagno en 2016 nos recuerda la necesidad de volver a las raíces cristianos de Europa para impulsar una Europa fuertemente unida culturalmente: “resulta decisiva la identidad religiosa, que no es solo confesional, sino que, además, en su fecundidad moral, artística y social, es capaz de proponer una búsqueda del sentido último de la existencia, de la convivencia, de los valores éticos y humanos que trascienden los intereses nacionales y la contingencias inmediatas” (p.141).

 

José Carlos Martín de la Hoz

Miquel Seguró (ed.), ¿Dónde vas Europa?, ed. Herder, Barcelona 2017, 261 pp.