Educar a la luz de la fe

 

Hace unos días tuve la suerte de estar, como todos los años, toda una mañana en el Colegio Senara, enclavado en el madrileño barrio de Moratalaz, para impartir esta vez una clase a las alumnas de quinto de primaria y otra a las de sexto. Después tomar un café con los capellanes del Colegio y, posteriormente, intervenir con las de segundo de bachillerato en una charla coloquio sobre la Inquisición española y, finalmente, otra sesión con las de primero de bachillerato sobre la Confianza en la Iglesia.

Al terminar, hacia las 13.15 pude saludar un momento al equipo directivo del Colegio, que estaba reunido, para agradecerles su confianza y la invitación, pues había podido disfrutar y comprobar el alto nivel académico, espiritual y humano de las alumnas y de las profesoras que me habían atendido y acompañado en las diversas clases.

Al marcharme me entregaron un libro que acababa de editarse hacía unos días y a cuya presentación, aunque me habían invitado, no había podido asistir, acerca del proyecto Senara: “Educar a la luz de la fe”.

Al leerlo esa tarde, me conmoví al verme incluido como uno de los profesores colaboradores del proyecto y verme citado en algunas de mis intervenciones desde hace más de veinte años en sus aulas y convivencias de comienzo de curso (140-141).

Efectivamente, en el libro se expresa muy bien, cómo con motivo del cincuenta aniversario del colegio se constituyó, DIR-Senara, es decir el Departamento interdisciplinar de en enseñanza de la Religión en Senara, que coordinará desde entonces hasta nuestros días muy eficazmente el proyecto educativo del colegio.

Se trata de mostrar la coherencia de fe y vida, de vivir lo que Juan Pablo II expresaba de manera admirable: “Una fe que no se hace cultura no es una fe plenamente vivida, plenamente asumida”. Por tanto, las diversas asignaturas que se imparten en el colegio, la capellanía, las clases de religión, las actividades de Solidaridad, las acciones con padres, profesoras y alumnas y las actividades extraescolares, todo está coordinado por DIR-Senara.

La ventaja de ese plan unitario pedagógicamente desarrollado en ese libro es que puede vivirse en cualquier centro educativo que desee mostrar cómo la fe plenamente vivida es fuente de felicidad y de arraigo en las virtudes personales, familiares y sociales. Todo es mejorable, todo es susceptible de renovada adecuación a los tiempos y, en este caso Senara lo vive y lo presenta con sencillez para que otros puedan partir de lo que ellas ya han llegado. Felicidades.

José Carlos Martín de la Hoz

AA. VV, Educar a la luz de la fe, editado por Equipo DIR-Senara, de. Casals, Barcelona 20128, 156 pp.