El amor a la libertad

 

En el trabajo que ahora presentamos, Mariano Fazio (Buenos Aires 1960), sacerdote, filósofo e historiador, actual Vicario General del Opus Dei, centra su exposición en mostrar con toda su grandeza, el amor a la libertad que tenía el Fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), a través de su vida y de sus escritos.

Precisamente el amor a la libertad, llevará a san Josemaría a sacar lo mejor de cada uno de quienes le escuchaban y con quienes se encontraba. Su trato impactaba, llevaba a tomar decisiones, a cambiar de vida, a dirigirse resueltamente hacía Dios y, por tanto, a arrancar decisiones de fidelidad a la vocación, para toda la vida (14).

Y esto era así, sucedía así, y sigue ocurriendo a través de sus escritos y de las grabaciones que se conservan de Él, porque era una persona naturalmente coherente; es decir, que vivía lo que decía: que amaba a Dios y lo traslucía.

Ser libre y respetar la libertad de los demás, implica hacer crecer nuestras virtudes y nuestro amor, pues la libertad es energía, fuerza para amar y convertir la vida en tarea creciente y desbordante de amor a Dios y a los demás. Es interesante meditar lo que afirmaba San Juan Pablo II, precisamente, el día de la canonización de san Josemaría, meditando el mensaje de Dios que había traído al mundo a través de la vida y la predicación del fundador del Opus Dei: “La santidad está realmente al alcance de todos” (27).

Ahora, cuando el 2 de octubre se van a cumplir los 90 años del inicio del Opus Dei como camino de santidad, vale la pena volver a releer los textos sobre la libertad reunidos por el profesor Fazio, sobre todo sobre del modo libre de amar a Jesucristo, de extender ese amor y sobre la manera de formar en la libertad. Precisamente, porque somos libres podremos amar a Dios y a los demás, con su ayuda hasta la muerte, superando los estancamientos y las mediocridades a las que, como seres humanos, tendemos. Es muy importante, meditar despacio el modo de tratar a la humanidad santísima de Cristo, pues, solo se ama lo que se conoce y meditando el rostro de Cristo (43-56), llegaremos a vislumbrar el insondable amor de Dios y las riquezas infinitas de Dios, que nos están reservadas y que constituirán la felicidad, primero la del cielo en la tierra , a través del Espíritu Santo con la meditación de la filiación divina (68-70) y luego la del cielo en el cielo.

Así pues, nos recordará Mariano Fazio el corazón grande de san Josemaría que fue creciendo por la gracia de Dios y su amor a la libertad: “Yo no he tenido que aprender a perdonar, porque el Señor me ha enseñado a querer” (206).

José Carlos Martín de la Hoz

Mariano Fazio, El último Romántico. San Josemaría en el siglo XXI, ed. Rialp, Madrid 2018, 227 pp.