El arte de la prudencia

 

Baltasar Gracián (1601-1658) fue uno de los escritores jesuitas aragoneses más inteligentes e influyentes del siglo XVII en España y en Europa, autor de obras tan importantes como el Criticón el Arte de la agudeza o el Discreto, por citar algunas de las muchas e influyentes que escribió y que fueron traducidas a diversas lenguas y que marcaron a autores franceses como Pascal o alemanes tan variados como Schopenhauer o Nietzsche.

Hoy, queremos detenernos en una obra en apariencia menor, por el tamaño y por el estilo, pero de una fuerza inusitada que traspasa los tiempos y llega hasta nuestros días con gran fuerza, como es el Oráculo manual o Arte de la prudencia; un conjunto de pensamientos lacónicos, críticos y profundos sobre la virtud de la prudencia.

Se le ha acusado de ser pesimista y de ser el mayor pesimista del barroco, cuando en realidad deberíamos hablar de ser un barroquista hiper inteligente. Gusta Gracián de ir al fondo de las cuestiones, con la crudeza de las personas inteligentes y a la vez elegantes, por lo que puede dar la impresión de pesimista, cuando en realidad es simplemente realista y crudo, sin ambages y sin componendas.

Cada vez que se lee muestra más intención y más sabiduría, junto con sus duras fustigaciones a la cortedad de miras, al vivir de las apariencias. Así pues, se ha reivindicado recientemente su optimismo cristiano basado en la fe en Dios y en el hombre, criatura creada por Dios a su imagen y semejanza, de modo que se han reivindicado sus análisis certeros y profundos. Así pues, parece que la historia ha terminado por darle la razón.

Sus obras buscan la verdad, aunque la verdad acarree la muerte, pero lo “bueno si breve dos veces bueno”, así que, si no le entienden ahora, ya lo entenderán, pues la verdad termina imponiéndose y   como dice el aforismo 20: “Lleva una ventaja lo sabio, que es eterno; y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán” (25).

Gracián gusta mucho hoy día pues la brevedad de la cita y su profundidad permite meditarlas despacio, reírse a solas y aprender. Recomendamos leer y reflexionar las tres páginas finales del libro, donde se recogen en breves síntesis sus geniales aforismos. Un disfrute para la inteligencia y una escuela para el hombre prudente para todos los siglos, pero más para nuestro tiempo donde hay muchos conciudadanos con estudios universitarios. Nuestro autor es prudente para explicarnos como somos y de ese modo enseña a ser prudente de modo prudente de modo que cada cual pueda aprender lo que esté cualificado y el que no lo esté que tenga paciencia; consejo de los más prudente.

José Carlos Martín de la Hoz

Baltasar Gracián, El arte de la prudencia, edición de Emilio Blanco, Ed. Ariel, Barcelona 2017, 147 pp.