El gran descubrimiento

 

Ulf Ekman, fue Pastor de la Iglesia Luterana (ordenado en 1979) y, posteriormente, fundador junto con su mujer Birgitta, de la extendida y floreciente comunidad evangélica “Palabra de vida” (1983). Ambos experimentaron la apasionante aventura de la conversión tras descubrir la fe católica y saberse tocados por una intensa gracia de Dios, que los llevó al bautismo y a su plena incorporación a la Iglesia Romana.

En el libro que ahora presentamos, ellos mismos narran con toda la fuerza del testimonio en primera persona, los hechos sobrenaturales y la providencia ordinario con la que Dios Espíritu Santo los llevó al cambio de vida y de parámetros que supone la llegada de la Luz de la fe.

Una particularidad del libro es la exposición del camino espiritual común del matrimonio y el particular de cada miembro de esta familia. No solo porque la narración particular de cada uno de ellos, en su itinerario de concesión muestre la sensibilidad masculina o femenina, sino por descubrir cómo realmente incidió sobre cada uno la acción del Espíritu Santo, respetando la libertad de cada uno.

Es muy interesante descubrir en esta magnífica narración, una vez más, que en el momento clave del primer acercamiento a la Fe, en 1999, está, en primer lugar, la fuerza del realismo eucaristía con su presencia sacramental y vivificadora (49). Más adelante volverá a la misma cuestión con un interesante desarrollo escriturístico y teológico que explicitarse el impacto del Espíritu (122-123).

Asimismo, fue clave, la pregunta que el Espíritu Santo suscitó en su alma, acerca de la figura del papa San Juan Pablo II: “¿Acaso no es el pastor de toda la Iglesia, su pastor universal?” (50, 83).

También fue muy importante la larga estancia de varios años en Jerusalén, donde pudieron rezar, estudiar a fondo la Sagrada Escritura, la figura histórica de Jesús (81), y donde terminaron por recibir Una luz acerca de la intensa relación entre Cristo y su Iglesia, lo que los autores denominan, con gran acierto, el “camino eclesiológico” (59, 167-169).

Ya estamos en el año 2003, cuando sucedió otro hecho fundamental y, determinante; el descubrimiento de la Virgen Santísima y su papel como medianera de todas las gracias: ser madre de Dios y madre de todos y de cada uno de los hombres (87, 104).

Al regresar en 2005 a Upsala y convertirse en pastor de la Congregación, el objetivo de promover la unidad de la Iglesia era ya una luz constante y arraigada del Espíritu Santo en el alma de Ulf: “aquello había conquistado por completo mi corazón, y no tenía más remedio que enseñarlo” (115, 144-145).

Precisamente, en el camino hacia la Iglesia Católica fueron importantes los fundamentos teológicos y las vidas de los Santos: “me fui dando cuenta de la precisión y la lógica de la teología católica, y apreciaba el hecho de que la razón no se despreciaba sino que se ponía al servicio de Dios. Pero la vida cristiana no es solamente teología y estudios bíblicos: es sobre todo la comunión con personas que han sido tomadas y transformadas por Dios. Mis encuentros con católicos espiritualmente vivos, y la lectura de las extraordinarias vidas de los Santos, dejaron una fuerte huella en mi” (131).

En el 2010, según expresaba Birgitta, ya no le quedaban al matrimonio dudas para incorporarse a la Iglesia Católica, solo algunas reticencias (185). Finalmente, después de pasar por la prueba de la Cruz y diversos sacrificios, llegó el 21 de mayo de 2014.

José Carlos Martín de la Hoz

Ulf y Birgitta Ekman, El gran descubrimiento. Nuestro viaje hacia la Fe católica, ed. Rialp, Madrid 2018, 244 pp.