El rumor inmortal

 

Después de muchos e importantes trabajos en el ámbito de la filosofía actual y de la historia del pensamiento filosófico contemporáneo, el profesor Spaemann, ya casi al final de su carrera literaria (1927), nos ofrece un interesante trabajo sobre las relaciones fe y razón en la posmodernidad.

El título de este ensayo, sobre el Rumor inmortal, hace referencia a la existencia de Dios y a su presencia habitual en el desarrollo del pensamiento humano a lo largo de la historia: “La existencia del ser al que llamamos Dios constituye un antiguo rumor que se resiste a ser acallado” (15).

Indudablemente, la presencia renovada en Europa de la religión y el despertar de muchos jóvenes a la fe, hace que, de nuevo, vuelva a reclamarse el necesario diálogo entre fe y razón: “La fe cristiana reclama la misma universalidad que la razón. En efecto, pide a la razón estar a la altura de su propia capacidad y constata que efectivamente se da el ralentizase cuando omite la cuestión de Dios” (13).

Spaemann en algunos momentos de su ensayo, deja aparecer un sano escepticismo que le lleva a confiar más en la gracia de Dios y en los planes divinos que en la respuesta concreta de los hombres, a quienes, en muchas ocasiones, ve volubles e inconstantes: "¿qué se piensa cuando se piensa en Dios?” (15); o esta pregunta más directa: ¿Es real que el hombre que indaga sobre Dios vaya a cambiar de conducta si se encuentra con Dios? (19).

Es más, añade: “El secularismo del mundo moderno no es del todo original, pues para el cristianismo es reconocible como algo que surge de el mismo. Carecemos de referencia histórica para comprender este fenómeno, y de ahí que no se pueda predecesor en términos generales lo que saldrá de todo esto y como se las arreglará la Iglesia” (218).

Efectivamente, al evaluar algunas etapas recientes de la historia del pensamiento y su relación con la fe, Spaemann se interroga si no debería superarse primero la desconfianza respecto de Dios y de la Iglesia, antes de abordar determinadas cuestiones filosóficas concretas (38).

Es más, Spaemann, nos recordará frente al nominalismo todavía reinante que la tradición ha enseñado con Platón que Dios quiere la cosas porque son buenas, no es que sea bueno porque Dios lo quiere, pues Dios no es arbitrario (71).

Así pues, aunque nuestro autor pueda tener algunas dudas acerca del encuentro con la verdad del pensamiento actual, por el problema del subjetivismo y el miedo al compromiso, apuesta por la razón y la anima estimulando “la virtud de la racionalidad” (204). Es decir la cierta buena voluntad de desear entenderse entre dos que dialogan o en la búsqueda de la verdad.

José Carlos Martín de la Hoz

Robert Spaemann, El rumor inmortal. La cuestión sobre Dios y la ilusión de la modernidad, ed. Palabra, Madrid 2017, 234 pp.