El sello del corazón

 

El estudio de la moral y, en general, de la ética cristiana han cobrado en los últimos años un renovado impulso, especialmente a la luz del Concilio Vaticano II, pero también, desde la publicación, hace ahora 25 años, de la extraordinaria Encíclica de san Juan Pablo II Veritatis splendor.

Precisamente, desde la lectura del título de la tercera parte del Catecismo de la Iglesia Católica, es decir, en donde tradicionalmente se aborda el camino de la salvación, que viene denominado “la vida en Cristo”, ya nos sitúa en nueva perspectiva de la moral católica: más que como una moral de leyes y de virtudes, que también lo es lógicamente, se trata de desarrollar una moral como el seguimiento de Cristo; la identificación con Él.

De ahí que nuestro autor, el profesor de Teología Moral de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Oporto, Jorge Cunha (1958), haya utilizado para el libro que presentamos ahora, esa misma metodología, pues desea ofrecernos un trabajo de tipo moral acorde con el mensaje de la santidad del Concilio Vaticano II, y por tanto, que refleje un nuevo y renovado intento de explicar la vida en Cristo, es decir, la vida moral propiciada por el seguimiento de Cristo como regla moral.

Ya desde las primeras páginas nos hace dirigirnos al centro del alma, como enseñaba el maestro Eckhart, pues así lo marca el camino irrenunciable del Nuevo Testamento: “la Escritura llama corazón a esa realidad interior, de donde nacen el bien y el mal. En ese lugar interior donde nace y es evaluada la acción humana. Esto tiene implicaciones importantes para nuestro propósito” (19)

Enseguida nos ayudará a comprendernos a nosotros mismos como hombres libres, vivos, ilusionados, renacidos, rejuvenecidos en el amor y en la vitalidad de un corazón siempre joven, siempre preparado para corresponder al amor de Dios: “Para el pensamiento cristiano, el ser humano se define desde su carácter de ser viviente, no desde su racionalidad” (20).

Así pues, nuestro autor nos conducirá como de la mano de la antropología de Jesús; Dios y hombre verdadero, a la relación entre lo natural y lo sobrenatural, entre lo divino u lo humano, lo temporal y lo eterno lo finito y lo infinito: “ciertamente la fe es inmerecida” (30).

Inmediatamente, señalará el único camino para la comprensión de esta invitación divina que hemos recibido: “para comprender esta difícil cuestión podemos recurrir a la analogía del amor humano, siempre inesperado y gratuito, y siempre, una vez acontecido, transformador de la vida, que se convierte en otra cuando se ve desde este acontecimiento inesperado” (30).

Evidentemente, Dios respeta la libertad del corazón del hombre, ni lo violenta, ni se olvida. Es verdad que algunos le han traicionado: “sin embargo, la luz de la fe siempre está disponible para llenar la libertad y la vida de todos los seres humanos” (31).

José Carlos Martín de la Hoz

Jorge Cunha, La ética de Jesús, ediciones sígueme, Salamanca 2018, 124 pp.