En casa de Lutero

 

Estamos celebrando, el 31 de octubre de 1517, el quinto centenario de las 95 tesis de Wittenberg, con las que Lutero dio comienzo un proceso revolucionario en el siglo XVI, en Alemania, que comenzó por reformar la Iglesia y terminó por reformar la fe.

Un movimiento que llegó a producir una ruptura de la unidad de la Iglesia que aún perdura a pesar de los esfuerzos de protestantes y católicos, que tan sólo han llegado a un acuerdo sobre la justificación, aprobado en el Concilio de Trento de 1546.

En este año se han editado muchas y muy buenas biografías de Martín Lutero. La del Profesor Teófanes Egido que ahora deseamos presentar, tiene el mérito de haber entrado en el alma de Lutero, tanto a través de la historia de su vida, como de sus escritos, a través de la antología que presenta, de modo que verdaderamente aparece “en toda su altura y bajura, o sea, en toda su humanidad” (137). Es decir, Lutero en su casa, con su familia, con sus amigos.

Es muy interesante descubrir el problema de la hermenéutica para hablar de Lutero y de su doctrina, pues, por una parte ha sido sometida su doctrina a frecuentes interpretaciones y, por otra, a sesgadas ediciones de sus obras.

También, en otras muchas ocasiones, el problema radicaba en las contradicciones en las que cae el mismo Lutero, pues de un libro a otro y de un tratado al siguiente, parece virar radicalmente su punto de vista y su valoración de determinados aspectos claves de la doctrina cristiana.

Finalmente, estará el problema de la prisa, de la urgencia de los seguidores de Lutero en cambiar todo, en derrumbar y destruir lo antiguo, lo que pudiera sonar a clerical o a papista, pues el protestantismo se parecerá a un torbellino que se imponía y arrastraba.

El profesor Teófanes Egido, carmelita y catedrático emérito de la Universidad de Valladolid, es buen conocedor de la vida y la doctrina de Lutero, puesto que ha realizado la edición en castellano de 21 de las obras más importantes del alemán en ediciones Sígueme en 1996.

En la síntesis biográfica que ahora presentamos, destaca, en primer lugar, la figura de un Lutero cercano, familiar, casado por amor con la ex religiosa Catalina Bora (128-132) y un verdadero padrazo para con sus hijos a quienes educa, instruye, edifica, y entierra, pues la mortandad infantil le afectó como a cualquier hogar,  y le sumió en un dolor intenso: ”tan grande es la fuerza de la ternura”, exclamará con amargura, aunque él viviera en su antiguo convento de agustinos con más comodidades e higiene que otros (132-134).

Asimismo, el autor desea subrayar que la mayoría de los libros de Lutero son reactivos y convulsos, sin fijeza, faltos de rigor y sobrados de adjetivos (77), pues están escritos a remolque de los problemas con los que se encuentra su ruptura de toda mediación.

En realidad, lo que realmente publica Lutero y el equipo que fue reuniendo fue la versión de la Biblia en alemán, una obra maestra que lleva a fijar el alemán moderno y a presentar la palabra de Dios con atractivo (121, 124, 126) y a fundamentar la nueva espiritualidad, no mística, sino de vigorosa fe (127).

La parte más interesante del libro es la antología, el resumen o breves pinceladas del contenido de las charlas de sobremesa con quienes comparten casa, entre 1529 y 1546, en el convento de Wittenberg, los visitantes y amigos, fundamentalmente hombres, con quienes comparte preocupaciones, inquietudes y desahogos (137 y ss.).

Un hombre, pues, poco dado al gobierno, voluble, pagado de sí mismo y de sus teorías e interpretaciones, poco especulativo, de gran corazón (29). El Lutero real solo preocupado por su salvación, a lo que someterá todo lo demás, siempre aquejado de los asaltos de los escrúpulos, a la vez que piadoso y confiado en Jesucristo, en quien pone su confianza: “Hasta entonces, el valor dominante, el negocio que más importaba (el único que en definitiva importaba), era el de la salvación, y a asegurarla se ordenaba toda la existencia” (13).

José Carlos Martín de la Hoz

Teófanes Egido, Martín Lutero. Una mirada desde la historia, un paseo por sus escritos, ed. Sígueme, Salamanca 2017, 269 pp.