Eucaristía y reparación

 

En la obra de conjunto coordinada por la profesora Nuria Martínez-Gayol, acerca del misterio de la redención y del sentido de la reparación a lo largo de la historia, hay un buen número de materias y facetas que conviene repasar y releer.

Sin lugar a dudas, dentro de los muchos temas abordados por los diferentes autores cuyas investigaciones han sido reunidos en este volumen, que ahora deseamos comentar, destacan las referencias a la intensa conexión reológica entre eucaristía y reparación.

En efecto, los autores del volumen realizan un sentido y detenido recuerdo del encuentro celebrado el 17 de marzo de 2007, en la basílica romana de Santa Atanasia y presidido por el papa Benedicto XVI, donde el pontífice se refería despacio y explícitamente al misterio conmovedor que conecta indisolublemente la íntima conexión entre el sacramento de la eucaristía y el misterio insondable de la redención.

Con motivo de esta especial celebración, el santo Padre pronunciaba un discurso pleno de densidad teológica, a la vez que accesible para todos que podría resumirse con la afirmación genial: “adoración reparadora”.

Poco después, añadía nuestro autor, comentando el discurso del santo Padre estas ilustrativas palabras: “llamaba a comprender el sentido de la reparación -dentro del movimiento del «amor infinito que entra en este mundo» en Cristo- como ese «plus de amor» que se expresa en la entrega de la propia vida. En este movimiento de entrega, en este ejercicio de sobreabundancia de amor, somos invitados a insertarnos, adentrándonos con Cristo, en los sufrimientos de la historia, como contrapeso al «plus de mal» que abate nuestro mundo” (316).

La perspectiva histórica de la salvación abordada por el trabajo que estamos comentando, recuerda que la Redención objetiva está cumplida, pero es necesaria la redención subjetiva que aplica los méritos a cada hombre, a cada etapa de la historia: “«Entrar con amor en los sufrimientos de la historia». Esa es la sobreabundancia que convierte a Cristo en Reparador” (317).

Enseguida, se estableció una concesión con el amor al prójimo con perdonar nuestras ofensas, con reconciliarse con el hermano para llegar al altar de las ofrendas, pues no hay verdadero amor a Dios sin el amor al prójimo. Es impresionante el clima generado en la comunidad cristiana para unir el perdón que suplicamos a Dios y el que ofrecemos a nuestros hermanos (318).

No podía faltar tampoco una breve referencia a la unidad de otros dos grandes misterios de nuestra fe: la eucaristía y el misterio de la trinidad, pues como afirmaba san Josemaría en una de sus homilías, la Misa es realmente una corriente intra trinitaria del amor de Dios por el hombre (319). 

José Carlos Martín de la Hoz

Nuria Martínez-Gayol (cood.) Retorno de amor. Teología, historia y espiritualidad de la reparación, ediciones Sígueme, Salamanca 2019, 366 pp.