Filosofía cotidiana

 

Forma parte el actual estilo de la editorial Anagrama presentar, en su colección Pensamientos, a sus lectores, la aportación de autores actuales desde diversos lugares del mundo de las ideas, mediante recopilaciones de artículos más o menos extensos publicados en revistas dispersas.

De este modo, con ediciones cuidadas, someramente presentadas y redactadas con lenguaje asequible, se ponen al alcance de todo el que lo desee, las claves de lo que se está diciendo en diversos lugares del mundo.

Convengamos que se trata de una inteligente forma de favorecer el intercambio de pareceres, el diálogo, la reflexión sobre temas comunes y, en definitiva, acercarnos a la visión global del mundo del pensamiento, puesto que ya es global el mercado, la geografía y los medios de comunicación.

Indudablemente, a esta nueva filosofía que se transmite por este cauce, como verdadero amor a la sabiduría, suele faltarle una punta de penetración en el análisis y, habitualmente, carece de cierta fundamentación lógica, pues no suele provenir del ámbito académico, sino de la opinión rápida y ágil de algunos de los mass media.

En muchas ocasiones, el análisis que se ofrece es un anti todo o un contra todo, pues sencillamente se critica duramente la incoherencia del actual modo de vivir y de razonar, con trozos de pensamiento lógico, que chocan con la dura realidad de la vida práctica.

Ni siquiera estamos ante la “dictadura del relativismo” que preconizaba Ratzinger en el 2004, pues sólo se critica la incoherencia sobre unos principios políticamente correctos, aunque sean contradictorios entre sí.

El trabajo de Mark Greif (Boston 1975) que ahora reseñamos, se sitúa entre los parámetros que estamos comentando, pues se trata de uno de los actuales analistas sociales y creadores de opinión y, en cualquier caso, está situado entre los inquietos filósofos prácticos de los Estados Unidos más leídos en la actualidad.

El problema fundamental que señala Greif, como tantos otros de su generación, es que falta una trasmisión real de los valores y de la base metafísica clásica a nuestros jóvenes, aprovechando que la alfabetización va en aumento y que el acceso a la cultura es cada vez más global.

Es interesante, resaltar que Mark Greif al abordar cuestiones tan habituales como el uso de los multimedia, el problema de la renta mínima o porqué hacemos tanto ejercicio físico, o cuestiones más complejas sobre si de verdad creemos en lo que hacemos, etc., lo que muestra es la falta de preparación para pensar y poder tomar decisiones verdaderamente en libertad, después de pesar con rigor en los asuntos, preguntar a personas preparadas, para realizar después nuestro juicio prudencial; es decir, cuestiones y modos de razonar ya fundamentados en el pensamiento occidental y dotados de suficientes claves antropológicas acrisoladas y sólidas para abordar la filosofía cotidiana.

Como hay que presentar los problemas con soluciones: nada mejor que pedir a nuestros conciudadanos que lean y piensen, a los enseñantes que enseñen, a nuestros educadores que eduquen y a las familias que formen a sus hijos para la vida.

José Carlos Martín de la Hoz

Mark Greif, Contra todo. Como vivir en tiempos deshonestos, ed. Anagrama, Barcelona 2018, 316 pp.