Incrédulo asombro

 

Estamos tan acostumbrados a vivir y a transmitir la fe cristiana en la civilización occidental, a través del sacramento del bautismo, de la educación y de la familia, que todavía nos asombra constatar cómo Dios, para salvar a los hombres, puede escoger otros caminos, para lograr captar la atención de las almas hacía Él y, de ese modo, llevarlas a la felicidad del encuentro: al impacto de la amistad con Jesucristo: “Aún vive Cristo” (63).

Efectivamente, el escritor y periodista alemán de origen iraní, Navid Kermani (Siegen, Alemania,1967), nos habla en este ensayo del asombro que le ha causado en su alma, de las ideas que le han sugerido y de los descubrimientos espirituales experimentados, en su inusitado y verdadero camino hacia la amistad con Jesucristo; algo siempre especial, personal y verdaderamente creativo: “Siempre nos vence por la fe, pues triunfa el amor” (148).

En realidad, el incrédulo asombro, título del trabajo, hace referencia a que la conversión es un golpe de gracia, un auxilio divino, aunque el arte y la amistad con otros estudiosos cristianos hayan sido los instrumentos para romper el clima de desconfianza que, a veces, existen en algunos estudios fruto de la propaganda contra la Iglesia. Al hablar del sacrificio de Isaac (Gen 22,22), nos hablará de la compasión, de la abolición de los sacrificios humanos, pues Dios no le dejará hacerlos (176).

La relación minuciosa y el relato del encuentro detenido y del estudio de numerosas obras de arte cristianas, está desarrollado con un estilo personal, sencillo y autentico, que hacen de este trabajo, un ensayo delicioso y sencillamente cautivador, tanto por la candidez narrativa como por el efecto visual: “creer en Jesús” (150).

Así pues, el autor, recupera un camino para la Nueva Evangelización de la sociedad que es la amplia ruta del arte cristiano, algo que era fundamental en la Iglesia antigua y medieval, como nos han dejado por escrito los Padres de la Iglesia en sus catequesis bautismales, muchas veces realizadas a la vista de los frescos que adornaban las paredes de los templos cristianos, algo que había perdido fuerza en los últimos años: “Mateo un segundo después de la llamada del maestro, ha renunciado a su visión de la vida” (167).

Así pues, el autor se detiene en cuadros y esculturas del arte cristiano tomadas de los grandes museos de arte del mundo, o de pequeños monasterios e iglesias y de antiguos y afamados templos cristianos, para ir mostrando los rasgos fundamentales del incrédulo asombro que le produce el cristianismo. Es decir, lo que le atrae y le conmueve de la fe cristiana a través del arte que es donde su alta y desarrollada sensibilidad vibra intensamente y a la vez con finos sentimientos, pues como dice el autor: “la oración es asimilar a Dios” (170).

José Carlos Martín de la Hoz

Navid Kermani, Incrédulo asombro. Sobre el cristianismo, ed. Trotta, Madrid 2018, 263 pp.