Jeremy Bethan y los liberales españoles

 

El economista inglés Jeremy Bethan (Londres 1748-1832), fundador del llamado utilitarismo, tuvo una gran importancia en la teoría económica y jurídica en Inglaterra y en la Europa de su tiempo.

Es particularmente conocido por el intenso debate que produjo, en vísperas de la revolución francesa, en Inglaterra y en Europa por su impactante crítica acerca del estatalismo en materia de tasas de interés en los préstamos.

En efecto, en el invierno de 1787, realizó un viaje a Rusia (en la actualidad sería Bielorusia) para visitar a su hermano ingeniero naval y al regreso redactó unas cartas en las que rebatía las regulaciones de los gobiernos de los tipos de interés en el préstamo del dinero.

Efectivamente, nuestro autor en vísperas de la revolución francesa, de la que era ferviente partidario, había fundado con esas cartas la denominada “corriente utilitarista” pues rebatía la conveniencia de fijar los tipos de interés y, asimismo, logró un notable éxito tanto en Inglaterra como en el resto de Europa.

La argumentación se centra en acusar al gobierno de intromisión en la economía, pues si un caballo podía venderse por un precio exorbitado, no encuentra ninguna razón para inmiscuirse con los tratos entre un prestamista y un prestador quienes podrían fijar el interés por el préstamo según sus conveniencias. Lógicamente, Bethan ha olvidado que el Estado tenía que mantener bajos los tipos de interés pues solo así podría permitirse los préstamos en precario que sustituían los prestamos usurarios prohibidos entre cristianos desde la antigüedad.

Bethan pasará también a la historia por haber inventado un sistema para controlar a los presos de una cárcel inglesa mediante un sistema de ojo de pez. Asimismo, colaboró con los liberales de las Cortes de Cádiz en la famosa elaboración de la constitución más avanzada de la España peninsular.

Indudablemente “Con la obra de la ilustración aparecen nuevos rasgos e intencionalidades en el derecho que buscan hallar una finalidad para la pena, bajo el imperio del principio de legalidad” (169).

Es interesante constatar que en ese tiempo en Inglaterra se establecen dos principios fundamentales: imponer el secreto del sumario que facilita la investigación discreta de las causas y, en segundo lugar, el derecho del acusado a no declarar contra sí mismo (179). Finalmente, el fundador del utilitarismo terminó apoyando los principios de la revolución francesa y los códigos que, a impulso de Napoleón, se elaboraron en España, Francia e Inglaterra en el siglo XIX (175).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan Granados, Delito y castigo en España, Del talión a nuestros días, Arzalia ediciones, Madrid 2023, 251 pp.