La actualidad de Descartes

 

El extenso análisis que ha realizado el profesor de la universidad autónoma de Querétaro, el mexicano Juan Carlos Moreno Romo (1966), sobre la extraordinaria figura del pensador René Descartes (1596-1650), resulta moderno, interesante y muy actual, pues precisamente en nuestros tiempos estamos muy necesitados de volver a las raíces de la cultura europea para desde ahí intentar revigorizar el pensamiento.
Asimismo, vivimos en una época donde los pensadores y filósofos tienen más que nunca, cosas que decir y aportar, pues hay escasez de ideas y mucha capacidad de gestión. En la actualidad sigue siendo interesante comprobar cómo algunos filósofos se han constituido casi como fundamentos del verdaderos del pensamiento contemporáneo, es decir no solo como pensadores de moda, sino como verdaderos creadores de opinión.
Hemos pasado de la orientación filosófica de algunos a la dirección casi extencial en otras muchas cuestiones:  “escuchaba hace algunos años un colega de mi facultad  en los pasillos conversar con los estudiantes y llegar a un momento de intimidad y decirse desorientado y estar  a la expectativa del siguiente libro de Vattimo para saber cómo orientarse en la existencia. Y aquello. Me parecía a mí la cosa más ridícula del mundo. ¡Si Vattimo te va a guiar! “ (86).
Así, no es de extrañar que el estudio que hace el profesor Moreno de Descartes llegue al fondo del alma: “Descartes es un pensador católico y un pensador que resuelve el problema religioso en un espacio que no es el de la filosofía sino el de la Luz natural de la razón” (89).
Descartes es denominado enseguida padre de la modernidad y quizás por ello a algunos autores se les hace difícil estudiar o acercarse a sus planteamientos en teodicea, pero quizás eso mismo hace más atractiva su figura y más fina su verdadera aportación (127).
Seguramente sucede esto, porque al intentar oponer el Progreso o civilización racional a un falso concepto de la religión católica en la que se formó Descartes, como si fuera algo oscurantista, irracional o fundamentalista (128), no les cuadran las premisas con las conclusiones.
Es interesante resaltar una crítica muy certera vertida precisamente en su trabajo por el profesor Moreno: “ese viejo vicio que consiste en superponer a la filosofía, una determinada filosofía de la historia parece que se ha vuelto de repente a poner de moda” (130).
Es interesante que la modernidad intelectual cite al Dios del islam para atacar al cristianismo e intentar achacarle la violencia, cuando la realidad eso la contraria: es desde hace siglos el papa quien se ha convertido en el adalid de La Paz frente a la violencia del falso progreso (133).

Recordemos, con el profesor Moreno que el papa Juan Pablo II en la encíclica Fides et ratio de 1998, ha recordado claramente que el cristianismo no es una simple filosofía y que existe un equilibrio y armonía entre Fe razón, pues ambas son un don de Dios (145).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan Carlos Moreno Romo, La religión de Descartes, ediciones siglo XXI, Barcelona 2015, 174 pp.