La brújula de la vida

 

Dentro del sugerente trabajo del educador y profesor de filosofía José Carlos Ruiz (Córdoba 1975), acerca del “Arte de pensar”, deseamos detenernos en una de las muchas cuestiones que aporta, pues merece detenerse, aunque sea brevemente.

Antes de nada, resaltemos que la manera de articularse de este trabajo consiste en reunir ensayos breves partiendo de un filósofo en concreto. El objetivo del libro es proporcionar claves para la maduración de las personas y su adecuado crecimiento personal.

Así pues, vamos ahora a referimos al interesante análisis que describe, nuestro autor, acerca del fin último de la vida y de los llamados fines particulares, cuestión clave para el pensamiento clásico y cristiano y quizás postergado en estos tiempos de la post-verdad.

En efecto, el autor nos enmarca la cuestión, dedicándole una extraordinaria atención al filósofo José español José Ortega y Gasset (1883-1955), uno de nuestros filósofos más editados y, por otra parte, menos conocido en la actualidad.

Es claro que la deriva de la posmodernidad, ha producido un alejamiento de nuestros pensadores del sistema orteguiano, que es realista y clásico a la vez, idealista y fenomenológico, metafísico dialogante con la filosofía contemporánea a la que critica y a la vez se nutre.

Cuando Ortega en su trabajo sobre las meditaciones del Quijote, afirma: “yo soy yo y mi circunstancia”, lógicamente no está reduciendo su pensamiento a una sola afirmación, pero si está sustanciado, en gran parte su aportación a la filosofía contemporánea (115).

En cualquier caso, hay una invitación por parte de Ortega al conocimiento propio, al descubrimiento de la realidad y al carácter relacional, con Dios, con los demás, con uno mismo. Asimismo, hay un carácter relacional con la naturaleza, con el mundo, con el tiempo, la cultura, la geografía y la historia.

Precisamente, hablando de la circunstancia, el autor recoge la consiguiente afirmación orteguiana: “si no la salvo a ella, no me salvo yo”. Y comenta: “Cuando no activamos el interruptor del pensamiento crítico en torno a nuestras circunstancias, cuando no reflexionamos sobre donde estamos, de donde procedemos, cuáles son nuestras raíces, en qué nivel económico nos encontramos, nivel cultural…, puede sucedernos que, sin darnos cuenta, falseemos nuestra circunstancia” (116).

En efecto, hay mucho postureo en la sociedad y, en cambio, el conocimiento propio y la coherencia de vida, siguen siendo hoy muy apreciados y valorados. Es más, ante tanta circunstancia virtual y tantas redes sociales, donde tan fácil es engañarse, es cada vez más necesario el atenerse a lo real y crecer sólidamente: el poso de nuestras obras orientadas al fin último y realizadas por amor: “la brújula no se ha roto, la brújula que nos sirve para guiarnos perfectamente, sigue orientando al norte, nunca se ha movido” (123).

José Carlos Martín de la Hoz

José Carlos Ruiz, El arte de pensar. Cómo los grandes filósofos pueden estimular nuestro pensamiento crítico, ed. Berenice, Barcelona 2018, 237pp.