La confusión de la Bolsa

 

En 1687 el abogado de Ámsterdam, Nicholas Muys van Holy, publicaba un breve, pero muy documentado trabajo, acerca de la situación y de los problemas de la Bolsa de la ciudad, una de las más importantes urbes económicas del período. En esas estudiadas palabras, exponía cuestiones de gran importancia. La primera, eran las especulaciones que provocaban crisis de gran repercusión social y económica y que provenían de los grandes “negociantes profesionales en acciones” quienes buscaban arrancar: “los secretos del Estado y de las Compañías con el objetivo de sacar lo máximo de los inversores normales y corrientes a través de la utilización de esta información «de dentro», y en un esfuerzo para reducir la especulación, propugnaba no solo que todas las ventas de acciones se registrasen, sino también que deberían estar sujetas al pago de impuestos” (23).

Asimismo, planteaba nuestro abogado, también abiertamente, que era la propia poderosa Nación portuguesa, quien como tal favorecía la especulación con las acciones imaginarias o ficticias denominadas “ducaton”, lo que terminó por convencer a las autoridades civiles que impusieron el pago del impuesto de las transacciones en 1689 (24).

Este es el marco en el que se redacta y publica, el 24 de mayo de 1688, una pequeña obra del siglo XVII en forma de diálogo entre un filósofo, un mercader y un accionista de bolsa, como era muy habitual en aquellos siglos, pues ese artilugio literario servía para resolver con erudición y sencillez cuestiones complejas. Así, en esta ocasión se trata del funcionamiento de una institución como la Bolsa, que había nacido con edificio propio en esa ciudad en1611.

El autor de “Confusión de confusiones”, como se denominaba este trabajo, era un judío holandés, de origen español y portugués, nacido en Córdoba, Joseph de la Vega (1650-1692), dedicado desde su juventud al mundo de los negocios. Asimismo, contaba con muchas publicaciones a sus espaldas, de muy diferente género, tanto de carácter dramático, como de poesía. Se trataba de un hombre, por tanto, excepcional, dotado de una gran cultura y una fina capacidad de observación.

Es interesante, que el editor de este trabajo haya dotado a la publicación de abundantes ilustraciones de obras y grabados de la época, del tema y de la ciudad, pues realmente ambientan la lectura de este breve trabajo. La introducción es desigual; correcta desde la perspectiva de la historia económica y llena de lugares comunes y errores acerca de la Inquisición española (7-10).

Lógicamente, los contenidos de la obra de Vega son, como era de prever, interesantes desde el punto de vista histórico, pues manifiestan una honradez de fondo y una denostada falta de aprecio hacía quienes actuaban con estudiada falsedad, con poca rectitud. En ese sentido lo más importante es el fondo jurídico de los edictos que fueron publicándose, dirigidos a encauzar el juego y el azar para transformarlos en el orden y la honradez. Como resume el editor: “De la Vega da un tratamiento bastante «confuso» a estos edictos, quizás porque no era abogado, lo cual señala una de las limitaciones de este libro: lo mejor que el lector puede obtener de Confusión de Confusiones es un cuadro «razonablemente» realista de los tejemanejes de la Bolsa de Ámsterdam” (25).

José Carlos Martín de la Hoz

Joseph De la Vega, Confusión de Confusiones, edición de Hermann Kellenbenz, editorial Profit, Barcelona 2018, 143 pp.