La economía del bien común

 

La historia es lenta y los grandes principios del obrar humano basados en la ley natural siempre vuelven, pues sencillamente la naturaleza humana, caída y redimida, está hecha por Dios de acuerdo con un plan, en la que sobresalen dos principios fundamentales: la llamada al desarrollo de los talentos personales, ser persona, y a realizarlo en sociedad, buscando por encima de los intereses particulares, egoístas y cerrados, el verdadero bien común.

Es necesario, por tanto, crecer, desarrollar al máximo la energía de la libertad, poner los talentos en juego, pues hemos sido creados por el amor de Dios para el amor a Dios y a los demás, lo que conlleva una economía y una política de riesgos, de desarrollo, de ir más allá, de ingeniosas aventuras y de desarrollo.

A la vez, los hombres vivimos en sociedad pues Dios quiere que nos compenetremos, que salgamos de nuestra comodidad, que compartamos los bienes y aprendamos a crecer en compañía de otros, a convivir, a respetarnos, a compartir las aventuras la vida y el crecimiento en la donación, en la solución de los problemas, que es como se madura. No en vano el hombre es imagen y semejanza de Dios y, por tanto, el hombre, ha de ser un ser relacional: establecer y crecer en la intensa relación con Dios y en relación con los demás. Es decir, el conocimiento y el amor.

La actividad económica, como cualquier otra actividad humana, debe buscar en primer lugar el bien común y después el bien particular, o conjuntar los bienes individuales trabajando juntos por una sociedad justa, solidaria y en desarrollo armónico.

Es interesante leer el último trabajo que el premio nobel de economía de 2014, el presidente de la escuela de negocios de Toulouse, Jean Tirole (1953), economista, profesor e investigador de las grandes instituciones francesas de innovación en economía y sociología, y miembro de la Academia Francesa, ha redactado sobre el bien común.

En efecto, que haya deseado publicar este trabajo sobre la economía del bien común, es muy importante, pues el Prof. Tirole es plenamente consciente que todos iban a buscar en él unas palabras de orientación, un testamento dirigido a todos, para poder mejorar en favor de la economía global de la humanidad.

A lo largo de este trabajo asistiremos de la mano de un maestro a una recuperación del sentido clásico de bien común, es decir el estudio de su definición a lo largo de los siglos, la comprensión práctica de los nuevos problemas que tenemos: el desempleo, la ecología, los límites de la sociedad del bienestar, las prevenciones de las crisis, lo que va a plantear cuestiones como: la antropología del trabajo, el sentido de la familia, la solidaridad y la convivencia.

José Carlos Martín de la Hoz

Jean Tirole, La economía del bien común, ed. Penguin Random House, Barcelona 2018, 577 pp.