La economía in fieri

 

Es interesante la historia del hacerse, del infieri, de la historia de la economía y de cómo va ocupando su puesto entre las ciencias prácticas y sociales, hasta alcanzar la cumbre que posee en la actualidad. Así pues, de una ocupación, de un oficio, el de mercader, se ha ido llegando a una ciencia rigurosa, gracias indudablemente a la filosofía, la antropología, la sociología y a las matemáticas que contienen y que bajan al economista a la realidad. Es cierto que el binomio ética y economía ha sido el trasfondo y cómo la música de fondo de nuestra cultura occidental, desde Aristóteles en su ética a Nicómaco, con las obras de Santo Tomás, hasta nuestros días: “el comportamiento económico dirigido a la acumulación de riqueza puede considerarse positivo solo en el caso de que el fin último de la riqueza acumulada sea el de compartirla con los demás” (23). 

El mercantilismo, expresado despreciativamente, ha pasado de la ocupación de los mercaderes al trabajo de los economistas, que buscan el beneficio justo, el beneficio económico saludable, que pone en marcha un país, saca adelante la sociedad y es el término acuñado a finales del siglo XVI entre los autores de moral económica, no para mentir sino para dar carta de naturaleza.

Es más santo Tomás reconoce al hombre “el derecho de comprar los bienes que necesita para sobrevivir y justifica la riqueza como medio para el ejercicio de la caridad (…). En definitiva, el hombre puede solo, o bien disponer y administrar los bienes, y, por tanto, poseer bienes proprios, o bien disfrutar de los bienes externos” (33).  De hecho, la economía en los siguientes siglos se centrará en “el tema del mercado, del precio justo y de la usura objetos del paradigma ético social de las diversas órdenes religiosas” (39). Asimismo, hay que recordar que la disputa entre Escoto y Santo Tomás, además de contener aspectos metafísicos, sobre todo hay que recordar y subrayar que: Duns Scoto desarrolla una filosofía voluntarista en el individuo como agente, en sus múltiples actividades, por tanto, también económicas y sociales; en cambio los tomistas dan prioridad a la función intelectual” (45).

Precisamente, en el siglo del metal americano, autores como el moralista Luis Ortiz (1558) evitaban confundir metales preciosos con las riquezas, puesto que la inflación española estaba demostrando las desfiguraciones que se estaban produciendo en los modelos de producción y exportación. Aunque, de todas formas, sí que identificaba moneda y capital, como también tiempo y trabajo (61).

Vayamos a lo real: “La historia de las doctrinas económicas está conectada al sistema filosófico existente cuando afloró cada una de ellas; por tanto, a lo largo de los tiempos surgieron teorías idealistas, otras sensualistas y también planteamientos vinculados al realismo crítico, el cual aquí trataremos de destacar, puesto que sus proposiciones son las que consideramos más acordes con el humanismo que sustentamos” (11).

José Carlos Martín de la Hoz

Guido Tortorella Esposito y Juan Hernández Andreu, Realismo crítico y economía civil en España e Italia. Una perspectiva histórica, ediciones Paraninfo universidad, Madrid 2019, 215 pp.