La época de Paris

 

La sólida investigación del profesor Rasmussen de la Tufts University, acerca de la amistad y mutua influencia entre el filósofo y economista escoces David Hume (1711-1776) y el también economista escocés Adam Smith (1723-1790), resulta de un extraordinario interés tanto para conocer de cerca la ilustración inglesa, como la francesa, pues ambos ilustrados tuvieron su período de estancia en París, aunque no llegaron a coincidir en aquellas tierras.

Es interesante, como nos narra Rasmussen, que cuando Adam Smith llega a París en 1766, hacía muy poco tiempo de la marcha de David Hume, por lo que, por recomendaciones, acabará vivirá en el hotel donde lo había hecho su amigo durante casi dos años, contratará a su mayordomo y conocerá y tratará en los siguientes días a los influyentes intelectuales de la Enciclopedia: Diderot, d’Alambert, Helvetius y d’Holbach.

También es interesante, como nos ha dejado constancia el propio Smith, que trató de buscar y departir largamente con economistas renombrados franceses como François Quesnay, Anne Robert Jacques Turgot y el marqués de Mirebau. Todo un síntoma de que su interés por la economía política iba en aumento y lo será aún más en los siguientes años (164).

Los siguientes diez años, los últimos de una gran amistad, están llenos de desencuentros, pues ya Smith es un autor consagrado y su pensamiento tiene criterio propio. Hume, por el contrario, va envejeciendo y no terminan de encontrar vías de desarrollo común. Más bien terminará Smith por adoptar un pensamiento más pragmático que filosófico, que sería la economía libre (209).

En cualquier caso, la fecha de 1776 será clave para la vida de ambos, pues, en primer lugar, tendremos a Adam Smith instalado en Londres, donde publicará la primera edición de su obra más conocida, citada e importante desde el punto de vista de la economía política: “La riqueza de las naciones”: acerca de la naturaleza y causas de la riqueza: la clave será la división del trabajo (207).

En ese mismo año, David Hume enfermó inesperadamente y murió muy rápidamente, fue el propio Adam Smith quien narrará el final de su amigo, como nos dice Rasmussen “en un escrito polémico que provocó la cólera ardiente de los devotos de Hume” (198). Las divisiones finales entre ambos no ensombrecieron una larga amistad y una sana separación como la de Iglesia y Estado (219).

Hemos de reconocer que, en las cinco citas de Hume en su libro, tomadas sobre todo de “Discursos políticos” no muestran ni mucho menos seguidismo de su amigo, sino valorarlo como influencia, sobre todo en el valor del comercio (205) y la inflación (200), pero no atañen ni a la originalidad, ni a la vertebración del trabajo de Smith (208).

José Carlos Martín de la Hoz

Dennis C. Rasmussen, El infiel y el profesor. David Hume y Adam Smith, la amistad que forjó el pensamiento moderno, de. Arpa, Barcelona 2018, 382 pp.