La expulsión de los moriscos

Dentro de unas semanas cumplirán los cuatrocientos años del

momento en que el rey Felipe III promulgaba el Decreto de expulsión de

los moriscos de España,
es decir, de aquellos

que habían sido musulmanes y que, a pesar de haber sido bautizados,

seguían fieles a las creencias y a las prácticas del

Corán, lo que provocaba un grave escándalo en el seno de la

Iglesia, pues se trataba de una clara apostasía, lo que dificultaba su

convivencia con los demás españoles y hacía temer una

nueva guerra civil, como la de las Alpujarras en tiempos de Felipe II. A tal

extremo llegaron las cosas, que a pesar de las consecuencias que podían

derivarse, por ejemplo, en el campo de la economía y de toda la riqueza

nacional, se llegó a la expulsión en masa de la población

morisca que se negase a practicar con fidelidad el cristianismo.

La

pragmática de expulsión se dio a conocer el 22 de septiembre de

1609, y desde esta fecha hasta 1614 se calcula que salieron por las fronteras y

los puertos españoles 272.140 moriscos, sobre un promedio de 300.000 que

parece había entonces en la Península, lo que venía a

equivaler a un 3 por ciento de la población de España, estimada

entonces en ocho o nueve millones de habitantes.

Para

justificar tal medida se alegaban en la pragmática razones de

índole política y religiosa: “Cumpliendo

con la obligación que tenemos de conservar y mantener en nuestros reinos

la santa fe católica romana y la seguridad, paz y reposo de ellos; con

el parecer y consejo de varones doctos y de otras personas muy celosas del

servicio de Dios y mío, mandamos que todos los moriscos… dentro de

treinta días salgan de estos reinos y límites de España”
.

            Durante

casi cien años se pusieron muchos medios para la evangelización

de aquellos neófitos: “La

evangelización de los moriscos valencianos pretendió sustentarse

sobre dos pilares, una estructura parroquial que permitiera la presencia y una

acción permanente del cura entre sus feligreses, lo que chocó con

innumerables dificultades, y una serie de campañas misionales que

debían servir para compensar las deficiencias de la red parroquial y la

insuficiente instrucción cristiana de los moriscos
”( p.313).

            La

realidad mostró la falsedad de aquellas conversiones y la

demostración de que tanto los mudéjares como los moriscos

formaban una sociedad dentro de otra sociedad. Su convicción de ser la

única religión verdadera. La definitiva revelación de Dios

al Profeta Mahoma.

Como ha

demostrado la historiografía reciente la expulsión de los

moriscos no constituyó la inmensa catástrofe económica que

se ha repetido desde la historiografía liberal del siglo XIX. Si que

representó el final de la presencia del Islam en España y la

clarificación de la verdad acerca de los sentimientos religiosos que

tenían.

 


lang=ES-TRAD>José Carlos Martín de la Hoz

 

R. BENÍTEZ SÁNCHEZ-BLANCO,
style='mso-bidi-font-style:normal'>Heroicas decisiones. La monarquía

católica y los moriscos valencianos, ed. Alfons

el Magnánim, Valencia 2001