La Iglesia en el Medievo

Actualmente estamos asistiendo a una revalidación de los estudios acerca de la vida de la iglesia en el  medievo. En esa línea, el trabajo realizado por Jacques Paul, catedrático de historia  y medievalista francés, es uno de los más completos e interesantes de los publicados en los últimos años.

La obra arranca con los orígenes históricos del cristianismo, pues como resalta el autor, es muy interesante analizar las convicciones religiosas y la expresión de la fe en aquellas circunstancias extremas de los comienzos del cristianismo y, también, los retos para la Iglesia durante las invasiones bárbaras. Como afirma el autor: "No podemos olvidar, que el cristianismo es una religión de salvación" (p.15).

En cuanto a las fuentes de este trabajo, el profesor francés, nos recuerda los libros de la Sagrada Escritura y las tradiciones orales recogidas en las obras de los Padres de la Iglesia y Concilios antiguos, a los que hay que añadir, nos dice, la liturgia diaria, "que celebra sin cesar el acontecimiento fundador y lo actualiza" (p.15).

Por lo que respecta a las primeras persecuciones, Jacques Paul resalta cómo las autoridades romanas trataron con distinto rasero a los cristianos y a los judíos, y muestra cómo el emperador Decio,  en el 250, al desarrollar su cruenta persecución, dejó exentos a los judíos (p.60), pues "Los cristianos no forman un pueblo dentro de otro pueblo" (62).

Seguidamente, el autor subrayará que el número de los cristianos fue creciendo exponencialmente, sobre todo en el ámbito familiar, aportando numerosos datos. A la vez, no dejará de recordar, siguiendo la abundante bibliografía publicada en estos años, las constantes intervenciones de Dios en esos cambios de vida (pp. 64-70).

Son muy interesantes los comentarios acerca de las discusiones teológicas de los primeros siglos como una muestra de las relaciones entre fe y razón. También lo son las páginas dedicadas al tratado de San Agustín, De Civitate Dei, del año 425, del que nos dice que "fue escrito para superar el trauma de la caída de Roma en el 410" (p. 101).

La parte central del trabajo, ya centrado en el cambio a la época medieval, expresa muy bien el tránsito hacia la cristiandad, con el gran esfuerzo de la Iglesia, tanto por la conservación de la fe, como de la cultura, frente al mundo pagano o arriano que dominaba Europa y que fue lentamente asimilado.

Finalmente, el autor aborda una de la cuestiones más importantes de ese período que es la aparición de la violencia para defender la fe. Nos referimos a la compleja cuestión de las cruzadas. En síntesis nos dirá que: "Las ideas que dan origen a la cruzada se elaboran partiendo de estas bases (las peregrinaciones devocionales o penitenciales), puesto que la cruzada es una peregrinación en armas, un matiz importante. Cuando Urbano II lanza su llamada al concilio de Clermont en el año 1095, las cuestiones teóricas previas están ya reguladas. Hacer la guerra a los paganos o a los infieles se considera legítimo, y la incorporación de estos valores por la Iglesia se remonta a la conversión de los bárbaros al cristianismo. Desde la épica carolingia derramar la propia sangre para defender la cristiandad merece la recompensa celestial. En una época más reciente aún, durante las guerras de la Reconquista, el papado esboza de forma un tanto imprecisa lo que más tarde sería la indulgencia de la cruzada" (308).

En suma, una obra que vale la pena leer con detenimiento y que aporta luces para los amantes de la novela histórica que suele centrarse en esa época.

 

José Carlos Martín de la Hoz

Jacques Paul, El cristianismo occidental en la Edad Media, ed. Universitat de València, Valencia 2014, 456 pp.